129
El hombre es el doble de la mujer para que esta no esté bien.
Esta dualidad conflictiva por no democrática es una de las
contradicciones que constituyen fuente de desarrollo de las
historias que conforman este gran relato del mestizaje y la
hibridación, y se plantea también como una de las polaridades
a ser superadas por la articulación democrática de las diferencias
culturales, también en las guerras entre sexos que animan buena
parte de la novela.
El lenguaje de Asturias toma igualmente como eje articulatorio
otra hibridación: la de las hablas populares del oriente y de
la capital de la Guatemala de principios a mediados del siglo
veinte. La imaginería surrealista le sigue sirviendo al pelo para
expresar las junturas híbridas que constituyen su sujeto popular
mestizo, disglósico y migrante, y el barroquismo abigarrado le es
útil para pintar el universo complicado en el que ubica su sueño
intercultural y articulatorio de todas las diferencias que a la vez lo
pueblan y lo conforman.
El carácter liberador que respecto de un sistema impuesto tienen
los pactos con el diablo en el planteo de Taussig, hacen que, al
tomar uno de estos pactos como punto de partida de una historia
multifónica y mestiza, Asturias esté planteando a su sujeto como
un sujeto popular contrahegemónico. Este carácter –si bien
incipiente– viene dado por el hecho de que, como dijimos, el pacto
con el diablo es una forma de evadir, de burlar los mecanismos
imposibles de remontar que el sistema impone sobre los pobres
para que estos dejen de ser pobres. La práctica mágica es, pues,
un práctica contrahegemónica (si se quiere, ingenua), pero que
no se opone binariamente a su contraparte adinerada y opresora.
Por el contrario, la argucia negociadora que transculturiza a
los sujetos negociadores y que les posibilita apropiarse de sus
enemigos (penetrándolos), constituye el eje de las narraciones y
los planteos asturianos en cuanto a lo que nosotros creemos ver