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intento de escalar socialmente a través de su relación amorosa
con Ana Julia. El joven lleva a cabo la traición dentro del ambiente
carnavalesco de los festejos huelgueros.
En el tercer núcleo (Capítulos XIX-XXIII-Epílogo) se presentan
las consecuencias frustrantes de los acontecimientos en el
destino de los personajes protagonistas. También reporta el
fracaso del amotinamiento popular espontaneísta. El incipiente
fusilamiento del presunto culpable reconduce al Cementerio
General. Ricardo huye, o en todo caso cede, al adaptarse a las
reglas del juego imperantes.
IV.
La acción narrativa de Viernes de Dolores se desarrolla en un tiempo
cronológico relativamente breve: el período previo y posterior
a los festejos estudiantiles. No obstante, contiene en sí mismo
–como contraste– un tiempo interior dilatado: el de la tragedia
individual de Ricardo, y el de la colectiva de los habitantes de la
pequeña ciudad.
En esta novela existe una interrelación simbólica entre el
tratamiento y la utilización que Asturias hace del tiempo: el
cronológico o histórico, y el interior o ahistórico, relacionándolos
con tiempos simbólico-festivos. Este último se presenta
usualmente relacionado con el tiempo de la naturaleza, cíclico,
biológico y cósmico, dividido en estaciones y marcado por
festividades paganas o religiosos. Generalmente es un tiempo
aunado al proceso de vida, reproducción y muerte, que se
desarrolla prácticamente de manera independiente de los
acontecimientos y la voluntad humanos. Es también el tiempo del
mito y se expresa con frecuencia por símbolos y parábolas.
En Viernes de Dolores el elemento pagano-carnavalesco está
presente como macabro contrapunto al tema obsesivo de la
muerte. Utilizo el término carnavalesco en el sentido que le dio