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pequeño espacio de libertad –como la Huelga de Dolores, por
ejemplo– para expresar su descontento hacia los regímenes de
Estrada Cabrera y Orellana. Profesaron un humanismo genérico y
progresista, propio de su extracción media o alta, y lo proyectaron
en obras concretas, como la creación de un centro de estudios
variados conocido como la Universidad Popular.
En Viernes de Dolores
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Miguel Ángel Asturias, desde la edad
madura rememora afectivamente, pero con sentido crítico,
algunas de sus vivencias como estudiante de Derecho de
1920 a 1924. Sobre esta base elabora una novela que atrapa la
atmósfera carnavalesca del tradicional desfile bufo universitario
–la Huelga de Dolores– y le entreteje la historia de Ricardo
Tantanis, alias Choloj, emblemática del estudiante arribista. La
ambición empuja al joven hacia la traición a su clase y sobre todo
a sí mismo –como un Judas–. De tal manera, el autor rescata un
momento de la historia guatemalteca de este siglo mediante la
recreación del microcosmos universitario, reflejo en sí y entre sí
de las contradicciones internas y externas que caracterizaban a
las diversas clases sociales.
Esta novela presenta algunos rasgos comunes con El Señor
Presidente. En ambas se filtra el terror y opresión causadas por
el liberalismo en acusada fase de decadencia, lo que a su vez
condiciona los actos tanto trascendentales como cotidianos en la
vida de los personajes. También es similar la estructura: estampas
de vivaz costumbrismo de la pequeña urbe guatemalteca aparecen
entrelazadas con escenas de realismo mágico. Podría afirmarse que
Viernes de Dolores inicia donde termina El Señor Presidente. El hilo
conductor temático lo constituye la desesperanza e impotencia
que generan una visión del mundo crítica pero derrotista.
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M.A. Asturias, Viernes de Dolores, texto de acuerdo con la edición crítica de Claude
Couffon e Íber Verdugo. Todas las citas proceden de esta edición: solo se indicará el número
de página. (La primera edición de esta novela es de Editorial Losada, Argentina, 1972).