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Revista Eutopía, año 3, núm. 5, enero-junio 2018, pp. 49-79, ISSN 2617-037X
Coutin postula que las prácticas ilícitas son un paso previo al estatus 
migratorio, y que los indocumentados, antes de acceder –y a fin de 
poder acceder– a la «legítima» ciudadanía nacional, viven en el dominio 
desnacionalizado, extraestatal y/o transnacional de la «ciudadanía 
ilegítima»
59
. Es posible que la intuición primigenia de este hallazgo le
llegara a Coutin del sector adverso a las migraciones, pues en otro texto      
menciona que los defensores de las medidas que restringen la migración 
aducen que los migrantes muestran ilegítimas formas de agencia, por 
ejemplo, las mujeres migrantes embarazadas se escurren a través de la 
frontera entre Estados Unidos y México para parir hijos con ciudadanía 
estadounidense
60
. Coutin le da un signo positivo a esta conducta y reconoce
el papel proactivo de los inmigrantes.
Siguiendo a Coutin y a Soysal, Sassen habla de «ciudadanía informal» y de 
«contrato social informal» para referirse al hecho de que los indocumentados 
son «no autorizados pero reconocidos»
61
, pues logran legitimar formas
efectivas o extraestatales de pertenencia:
Las prácticas cotidianas de estos inmigrantes indocumentados son, de alguna 
forma, prácticas ciudadanas y sus identidades, en tanto que miembros de una 
comunidad de residencia, adquieren alguno de los rasgos, de las prácticas y de 
las identidades, asociados a la condición de ciudadanía. De hecho, unas prácticas 
cívicas adecuadas les hacen merecedores de una plena pertenencia
62
.
También para Sassen, el estatus irregular es un paso previo a la ciudadanía 
formal, aunque no menciona que es un paso lleno de prácticas ilegales. 
Sassen añade a modo de conclusión: 
Lo primero y más importante, desde mi punto de vista, es que asistimos a un 
fortalecimiento, incluso a un proceso de constitucionalización, de nuevos derechos 
civiles que permiten a los ciudadanos reclamar y exigir a los Estados, reivindicar 
nuevas formas de autonomía en la escena política formal. Este proceso puede 
contemplarse como una nueva ampliación de la distancia entre el aparato formal 
del Estado y la propia institución real de la ciudadanía
63
.
59 ibid., 591.
60 Susan B. Coutin, «Cultural Logics of Belonging and Movement: Transnationalism,
Naturalization, and U.S. Immigration Politics», American Ethnologist, núm. 4 (2003): 517.
61 Saskia Sassen, Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos
(Madrid: Traficantes de Sueños, 2003), 100.
62 ibid.
63 ibid., 106.