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Revista Eutopía, año 3, núm. 5, enero-junio 2018, pp. 49-79, ISSN 2617-037X

empírico», so pena de que se le aplique la crítica que este autor hace al 
althusserianismo: que es un planteamiento que «ofrece un teoricismo 
ahistórico»

53

. Si la tendencia al despojo de toda cualidad política no encuentra 

expresión en un sistema político carece de validez explicativa, por mucho 
valor que tenga como llamado de alerta metafísica. Aun considerando la 
pertinencia y acierto de la historización de la ilegalización de los migrantes 
como un proceso –para mí, en parte– ligado a la racialización, su conclusión 
de que estamos ante vidas desnudas desprovistas de los gravámenes de la 
posición social, de identidad jurídica y de todos los requisitos para una 
inclusión y pertenencia propiamente política, no refleja la situación de los 
indocumentados en Estados Unidos.

En cambio, la tesis de que en el terreno macroeconómico, las migraciones 
internacionales no autorizadas contribuyen al engrosamiento de un 
ejército de reserva, que le permite al capital evitar revueltas sindicales y 
asegurar salarios deprimidos, tiene una base empírica científicamente 
constatable. Sin embargo, centrarse exclusivamente en la dimensión 
económica –y en ese aspecto en particular– para dar cuenta del rol 
que las migraciones no autorizadas juegan en el espectro de la realidad 
internacional y estadounidense sería tan reduccionista como sostener 
que las guerrillas centroamericanas de los años setenta y ochenta eran 
ante todo –o solamente– títeres de la próspera industria armamentista. 
La reducción solo es posible mediante la obliteración de la ventana hacia 
la dimensión política. Expuestas sin mayores aditamentos, tanto la tesis 
de la vida desnuda como la tesis del ejército de reserva y el proletariado 
sumiso, transmiten la idea de que no hay acción de los dominados contra 
la dominación, por su inclusión y contra su ilegalización.

La mirada sobre la estructura sirvió a Marx para explicar el papel 
protagónico del proletariado y justificar la atención a su devenir, como eje 
metodológico. Seguramente esa mirada no es posible con un fenómeno 
tan complejo como las migraciones. Por eso mismo, es más lamentable 
que, en un contradictorio giro, la actual atención a las grandes tendencias                     
–despojada de la dialéctica marxista, capaz de fundir conceptos mutuamente 
inconmensurables, o como escribió Fredric Jameson, «de coordinar 

53 E.P. Thompson, The poverty of theory: or an Orrery of Errors (Londres: Merlin Press, 1995), 5-6.