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Revista Eutopía, año 3, núm. 5, enero-junio 2018, pp. 49-79, ISSN 2617-037X
gran parte de los indocumentados son cuentrapropistas o son empleados
por otros migrantes cuentapropistas, que no tienen ninguna oportunidad
de incidir sobre las políticas migratorias; o tienen empleadores cuyo lucro
está muy vinculado a la satisfacción de unas condiciones dignas para los
trabajadores migrantes. El panorama que pinta Chomsky, con todo y su
valor de denuncia, es fácil de visualizar, quizás porque sobresimplifica. Una
segmentación por clase y sector productivo es sumamente tentadora; pero,
salvo en un par de casos significativos –la industria armamentista y las
prisiones privadas–, no es posible alinear un sector entero en una posición
monolítica antiinmigrante; aunque hay industrias enteras que tienen un rol
activo en la promoción de una amnistía migratoria.
Podríamos decir que tanto la presentación de De Genova como la de
Chomsky adolecen de una variante –en versión política– de la media
tabla: no incluyen la acción de los dominados contra la dominación. De
Genova retoma la categoría de Agamben de «vida desnuda»
49
, un concepto
concebido en contraste con la plenitud de formas que la vida humana
experimenta. Este autor sostiene que la «vida desnuda» no debe ser
entendida como una entidad biológica que precede al poder soberano y se
encuentra en el estado de naturaleza, sino un producto de la maquinaria
política: «Vida desnuda, en otras palabras, es para Agamben la degradación
y socavamiento de la vida humana en tanto que especie particular»
50
. De
Genova señala que la «vida desnuda» significa que la existencia humana,
aunque viva, está, no obstante, despojada de todos los gravámenes de la
localización social y de la identidad jurídica y, por lo tanto, desprovista de
todos los requisitos para una inclusión y pertenencia propiamente política
51
.
La «vida desnuda» es una especie de desposesión política que indica
un horizonte tendencial, pero carece de ejemplares empíricos que la
representen. Por eso no es admisible la posición de quienes van a la cacería
de ejemplos convincentes de una auténtica «vida desnuda»
52
. Sin embargo,
aunque la descalificación de una posición esencialista es plausible, ninguna
teoría puede eximirse de lo que Thompson llama el «necesario diálogo
49 De Genova, «Bare Life», 132.
50 ibid., 134.
51 ibid., 133.
52 ibid., 133.