13
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efundación
del
e
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asumiendo
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y
exploRando
posibilidades
de
una
RuptuRa
epistémica
m
ónica
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azaRiegos
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odas
Revista Eutopía, año 3, núm. 5, enero-junio 2018, pp. 3-47, ISSN 2617-037X
mujeres y hombres en los casos de Bolivia y Ecuador) y reemplazan la
usanza tradicional que confería esa voz a los «padres de la patria» o a los
«representantes del pueblo»
20
. La integración más plural e incluyente de
esas asambleas dio lugar a un nuevo constitucionalismo «sin padres»
21
. Una
mayor representatividad se verá así reflejada en los textos constitucionales,
evidenciando una mayor legitimidad del poder constituyente.
Aunque las tres constituciones incorporan una gramática antiimperialista,
el propósito de descolonización aparece de forma más explícita en las de
Ecuador y Bolivia, sobre la base de principios como la plurinacionalidad
y el buen vivir, que dan el matiz plurinacional a su constitucionalismo
(2006-2009). Estos textos, influidos fuertemente por los movimientos
indígenas –como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuador (Conaie) o el Pacto por la Unidad, de Bolivia, que además reunía
organizaciones sindicales–, definen el carácter del Estado y afirman sin
eufemismos al colonialismo como su rasgo constitutivo.
La Constitución boliviana establece dentro de los fines y funciones del
Estado: «1. Constituir una sociedad (…) cimentada en la descolonización,
sin discriminación ni explotación, con plena justicia social, para
consolidar las identidades plurinacionales». Dentro de sus principios de
relaciones internacionales, incorpora el «rechazo y condena a toda forma
de dictadura, colonialismo, neocolonialismo e imperialismo»
22
. Por su
parte, la Constitución ecuatoriana reconoce en su preámbulo al pueblo
20 La Constitución venezolana: «el pueblo (…) con el fin supremo de refundar la República para
establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural».
La Constitución boliviana: «El pueblo (…) inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación
indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas
indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y
territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado (…). Dejamos en el
pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal». Finalmente, la Constitución ecuatoriana:
«(…) decidimos construir una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la
naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay». Cursivas propias.
21 Aprobar una constitución en el pasado se trataba de una concertación de intereses de élites,
realizada por sus representantes. En cambio, el actual constitucionalismo es «sin padres» porque
nadie, salvo el pueblo, puede sentirse progenitor de la constitución, por la dinámica participativa
que acompaña los procesos constituyentes. Desde su activación a través de un referéndum hasta la
votación, pasando por la introducción participativa de sus contenidos, los procesos se alejan cada
vez más de aquellos conciliábulos de sabios para adentrarse, con sus ventajas e inconvenientes, en
su propio caos, del que se obtendrá un nuevo tipo de constitución, Rubén Martínez Dalmau, «El
constitucionalismo sin padres y el proyecto de constitución de Ecuador», Rebelión, 9 de septiembre
de 2008, acceso 22 de septiembre de 2017, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72367.
22 Artículos 9 y 255, II. 2. Cursivas propias.