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Revista Eutopía, año 3, núm. 5, enero-junio 2018, pp. 169-179, ISSN 2617-037X

El texto de Dávila Estrada, entonces, se adscribe a la tradición del 
pensamiento de la diferencia ontológica. Como nos recuerda el filósofo pop 
Slavoj 

Ži

ž

ek 

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 en su libro Event –retomando para ello las pseudorreflexiones 

filosóficas del entonces secretario de Defensa de los Estados Unidos, 
Donald Rumsfeld, en el contexto de la obscena justificación de la invasión 
a Iraq–, hay al menos cuatro formas de relacionarnos con lo conocido 
y lo desconocido. Hay cosas que «sabemos que sabemos» (que Dávila 
escribió este libro, que estamos en un congreso de filosofía, etc.) «known 
knowns
»; aquellas que «sabemos que no sabemos» (cuánto tiempo le llevo 
a Dávila escribir el libro, si quienes recibieron copia del libro lo han leído 
o lo leerán, etc.) «known unknowns»; aquellas que «no sabemos que no 
sabemos» (las intenciones secretas de Dávila al escribir el libro, es decir, su 
conspirar contra el régimen político guatemalteco y contra todas aquellas 
alternativas que se sustentan en el sujeto moderno) «unknown unknowns»; 
y –no considerado por Rumsfeld, pero agregado por 

Ži

ž

ek– las cosas que 

«no sabemos que sabemos», «unknown knows». De esto último trata el libro 
de Dávila. ¿Qué es eso que «no sabemos que sabemos»? Entre otras cosas, 
la constitución comunitaria de la existencia. Y, lo más escandaloso, la in-
substancialidad de nuestra existencia común y personal. 

De las reflexiones realizadas alrededor del carácter comunitario de la 
existencia, es la de la «originaria apertura» uno de los principales aportes 
del libro en relación a lo que «no sabemos que sabemos». Y no lo sabemos 
porque es lo que –entre otras (no)cosas– nos posibilita saber. «Existir», 
repite insistentemente Dávila Estrada a lo largo de la obra, es apertura. 
Apertura hacia otros. Una apertura no optada sino constitutiva, ineludible, 
destinal. Esta apertura, además, es la que permite que las concretizaciones 
del «ser con otros» –el mundo colonial, el mundo de la corrupción, la 
tónica antiacadémica de la universidad provinciana, el sistema capitalista 
neoliberal, etc.– no sean necesarias sino posibles. Lo ineludible es «ser 
con y para otros», no el modo de concretización histórica de este carácter 
comunitario del existir. En tanto que ser[es]-en-un-mundo nos es dado 
ya siempre un horizonte de sentido que permite otorgar y vivir con 
significado nuestra cotidianidad. El fenómeno de la angustia nos permite 
de alguna manera tener también experiencia de lo que «no sabemos que 

20 Slavoj 

Žižek , Event (Gran Bretaña: Penguin, 2014), 9-10.