72

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NIVERSIDAD

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 L

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V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Al estudiar los procesos de modernización, estratificación y cambio social 
en el altiplano occidental de Guatemala, Carmack

17

 advierte la necesidad 

de incorporar el análisis de las clases y «el conflicto social». Retomando 
la discusiones planteadas por Barrington Moore y Eric Wolf

18

, Carmack 

arguye que la modernización observada en las tierras altas de Guatemala 
durante los años setenta podía entenderse como «un proceso de conflicto 
entre grupos de status, en lucha por mantener sus pasados privilegios en 
contra de las clases que pugnan por alcanzar el poder derribando las viejas 
barreras de status (…)»

19

Siguiendo este enfoque, plantea que en Momostenango –como en otras 
comunidades del altiplano–, se presentaba una estratificación compleja en 
la que se observaban cuando menos dos estructuras básicas: una arcaica y 
dicotómica relación de estatus entre ladinos e indígenas, y otra de división 
de clase entre los mismos ladinos (capitalistas, clase media, trabajadores) y 
al interior de los mismos indígenas (burguesía/comerciantes, campesinos, 
artesanos y agricultores). Para Carmack, esta «estratificación compleja», 
sugería que el altiplano occidental, como un todo, era más dinámico de 
lo que los antropólogos habían hecho aparecer. Era una región de gran 
interés académico, por muchas más razones que la simple retención de las 
antiguas culturas «quicheanas», razón esta, que justificaba la fama de esta 
región en los estudios mesoamericanos

20

.

Partiendo de su propio material acerca del proceso de estratificación social 
en San Antonio Ilotenango –vía el comercio y la capitalización de una 
creciente élite de comerciantes–, Falla

21

 cuestiona no solo la miopía de 

la tesis de Severo Martínez

22

, quien concibe al indígena como «fruto de 

la Colonia», sino la conceptualización del indígena expuesta por Guzmán 
Böckler y Herbert

23

, quienes no fueron capaces de ver la «diferenciación 

social» que se estaba produciendo en el altiplano guatemalteco de los años 

17

 Robert Carmack, «Estratificación y cambio social en las tierras altas occidentales de Guatemala: 

el caso de Tecpanaco», América Indígena, tomo 36, núm. 2 (1973).

18

 Moore, Los orígenes sociales; Eric Wolf, Peasant Wars of the Twentieth Century (Oklahoma: 

Harper & Row / University of Oklahoma Press, 1969).

19

 ibid., 342.

20

 ibid., 378.

21

 Ricardo Falla, Quiché rebelde (Guatemala : Editorial Universitaria, 1980), 548-549. 

22

 Severo Martínez Peláez, La patria del criollo (Guatemala: Editorial Universitaria, 1971), 594-618.

23

 Guzmán Böckler y Herbert, América indígena. 

73

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UNA

 

LECTURA

 

DESDE

 

EL

 

PRESENTE

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

setenta, por consiguiente incluían a la burguesía indígena dentro de una 
confusa categoría de «clase indígena». Así mismo, cuestiona la idea acerca 
de que la identidad étnica se circunscribiera al ámbito de la comunidad. 
Dicho de otro modo, Falla interpela la ceguera intelectual que no percibe la 
capacidad de los indígenas de «moverse en distintas escalas de poder», sin 
que ello signifique un proceso de «ladinización» o renuncia a su identidad.

Recuperando los hallazgos de una investigación realizada por Carlos 
Cabarrús, en 1973, acerca de la agencia política de un grupo de jóvenes 
universitarios y profesionales mayas radicados en la Ciudad de Guatemala, 
y haciendo acopio de sus propios hallazgos acerca de la movilidad social 
y las relaciones de poder que sostienen los comerciantes y conversos en la 
Acción Católica con otros actores de poder –que se mueven a diferentes 
escalas del mundo social–, Falla cuestiona la imagen de «un ser indígena» 
reducido al interior de una «comunidad corporativa y cerrada» –noción 
desarrollada por Eric Wolf–, y retomada por Rodolfo Stavenhagen

24

 en su 

texto Clases, colonialismo y aculturación.

En contrapartida, Falla sostiene que «la existencia reciente de esta 
nueva manera de ser indígena (comerciante, profesional o miembro de 
Acción Católica) había marcado la apertura de un nuevo periodo en la 
adaptación del indígena a la sociedad nacional»

25

. Además, la escolarización 

en comunidades indígenas, como San Antonio Ilotenango, agrega, era 
una de tantas facetas de la articulación estrecha de la comunidad con el 
mundo ladino circundante. Por eso, los pioneros en la pugna por solicitar 
nuevas escuelas en los cantones habían sido aquellos que participaban 
en el movimiento de conversiones

26

. De esa cuenta la escolarización se 

convertía en el principal «canal de ascenso» a dichos niveles de poder 
extracomunitarios. 

Falla argumenta que al romper con la sociedad campesina, los jóvenes 
mayas que salían de su comunidad, en un primer momento cuestionaban su 
identidad étnica que parecía inseparable de su comunidad campesina. No 
obstante, al superar esa primera crisis de identidad, ocurría una iniciación 

24

 Wolf, 

Peasant Wars; Stavenhagen, Clases, colonialismo y aculturación.

25

 Falla, 

Quiché rebelde, 551.

26

 ibid., 552.