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DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

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ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

this new reading, I try to understand the social momentum that existed in the highlands 
of Guatemala during the 1970s, as well as highlight the contributions that Falla offers 
us for comprehending  religious phenomenon in relation to  processes of stratification 
and social change. 

Keywords: Catholic Action, social change, maya worldview, plantation economy, 
stratification.

Quiché rebelde es uno de esos libros a los que regresamos varias veces y, cada 
vez que lo hacemos, Ricardo Falla nos sorprende con la agudeza de su 
interpretación acerca del fenómeno religioso y la dinámica del cambio social 
que ocurrió en el altiplano guatemalteco en los años setenta. Pero también, es 
admirable la acuciosidad con la que presenta sus hallazgos de investigación y 
la honestidad con la que nos narra su propio proceso de búsqueda.

Leí por primera vez Quiché rebelde en 1983, cuando apenas cursaba los 
primeros años de la licenciatura de Historia. Desde sus primeras páginas 
supe que este no era cualquier libro, pues me permitía acercarme a la 
comprensión de lo vivido en Quiché durante mis vacaciones de 1977 y 
1978, cuando era una de las tantas jóvenes que participó en el programa de 
Operación Uspatán dirigido por las religiosas del Colegio Belga. Sin duda, 
esta fue una experiencia decisiva en mi vida y –seguramente– en la vida de 
las jóvenes que entre los quince y dieciséis años conocimos por primera 
vez Quiché, donde tuvimos la oportunidad de compartir con las mujeres, 
los hombres y los jóvenes de una de sus «comunidades». Entrecomillo la 
palabra «comunidades», porque en ese entonces teníamos una perspectiva 
idealizada acerca de la vida y las relaciones sociales en aquellas aldeas en 
donde vivimos. 

De alguna manera, nuestra perspectiva estaba influida por la visión de los 
religiosos que nos formaron dentro de Operación Uspatán y por todo 
aquello que nos contaban las personas organizadas en el movimiento de 
Acción Católica que, solidariamente, nos abrieron las puertas de sus casas 
y nos permitieron acercarnos a su mundo. 

En aquel entonces nos acercamos al dinamismo de ese «Quiché rebelde» y 
diligente del que Falla nos habla con tanto detalle, sus proyectos comunales 

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Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

y sus esperanzas de futuro. La gente se organizaba y se movía todo el 
tiempo para echar andar diferentes proyectos (la introducción del agua 
o la luz, la construcción de caminos, escuelas, puestos de salud, salones 
comunales o el establecimiento de nuevos cultivos) que ayudaran a mejorar 
sus condiciones de vida, al mismo tiempo que reflexionaba sobre los 
orígenes de la injusticia y la desigualdad social. En esos años, observamos 
la fuerza de «la agencia política» de los dirigentes mayas K’iche’ y la eficacia 
del cambio social que se vivía en las comunidades, pero no fuimos 
capaces de ver las «fisuras y contradicciones» que existían al interior de las 
comunidades, las que se hicieron explícitas durante la guerra. No fuimos 
capaces de imaginar la noche negra que estaba por llegar.

Entre 1996 y 1997, volví a leer Quiché rebelde, esta vez con gran avidez pues 
buscaba entender las memorias desgarradoras de la guerra de aquellas 
mujeres y hombres de San Bartolomé Jocotenango, Quiché, con quienes 
tuve oportunidad de compartir a lo largo de dos años y medio de trabajo 
de campo al interior de su municipio, y en aquellos lugares a donde se 
habían desplazado (la costa sur y ciudad capital) para salvar sus vidas de 
las masacres indiscriminadas cometidas por el Ejército y las Patrulla de 
Autodefensa Civil (PAC), en sus comunidades de origen. 

En esta ocasión mi lectura fue acuciosa y en continuo diálogo con el texto 
de Falla, publicado en 1980, apenas unos años antes de que ocurrieran las 
masacres en Quiché. Sin duda, mis propias memorias acerca de la energía 
y esperanza que observé en las comunidades del Quiché, que conocí a 
fines de los años setenta, entraron en conflicto con la militarización de 
la vida cotidiana que observé durante los años noventa, pero sobre todo, 
con las memorias de destrucción y muerte que evocaban las personas que 
entrevisté. Las preguntas acerca de todo lo que no había sido capaz de ver 
durante mi primera estancia en Quiché eran muchas; para algunas de ellas, 
aún sigo sin encontrar respuestas. 

Cuando Karen Ponciano me solicitó hacer una reseña crítica sobre Quiché 
rebelde,
 acepté gustosa pensando que sería una tarea fácil, luego de haber 
leído varias veces el libro. Lejos estaba del gran reto que suponía leer con 
nuevos ojos un libro entrañablemente cercano, pero no por ello, menos