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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
apreciación genera. Esta es la manera como Falla asume la nueva época,
en proporciones tan solo vividas con lo que inició el Concilio de 1962 en
el prefacio de las revoluciones latinoamericanas. Cuarenta años después, la
ofensiva del capital está nutrida de la desilusión social y de la incertidumbre
de cómo cohesionar el enorme flujo de malestar e indignación. Juan
Hernández Pico lo expresa como la crisis de su experiencia generacional
de Dios, profundizada «al dejarnos sin poder vislumbrar horizontes de
amanecer en gérmenes y esbozos de nueva sociedad»
36
.
Ahora bien, los cuadros sueltos de Falla son una especie de diminutos
gérmenes de la resquebrajada totalidad social. En ese sentido, el cuadro
suelto posee la virtud de no pretender ofrecer un solo horizonte ético,
sino hacerse cuerpo de una experiencia humilde en su callada y silenciada
dimensión universal. Es una metodología que lleva implícita una concepción
más bien teológica que filosófica, una experiencia más que un logos, todas
oscurecidas por un material que no pinta hacia una redención inmediata.
La promesa de liberación solo se concibe como tensión de los contrarios
en lucha en lo que Walter Benjamin llamó en 1925 la mónada, el trabajo
microscópico, el esmalte
37
. Falla lo describe sin mayor profundización
en tanto cuadros sueltos, tarea que debe asumirse en el presente
38
como
camino abierto por el cura antropólogo, pero aún lejos de concretizarse
como autoconsciencia del proceso gnoseológico de enfrentar la crisis y
la incertidumbre. De nuevo la tradición modernista ignaciana puesta en
movimiento en los albores del siglo XXI. Un ejercicio a contraluz podría
hacerse en la lectura de la Autobiografía de Pico y los Cuadros de Falla,
ambos esclarecen en contenido y silencio.
36
Hernández Pico, S. J., Luchar por la justicia, 253.
37
Walter Benjamin, El origen del Trauerspiel alemán (Madrid: Abada editores, 2012), 243. No es
casualidad que la generación alemana nacida en 1890, bajo las incertidumbres de Weimar y la
terrible experiencia bajo el nacionalsocialismo se haya identificado y motivado con la tradición
de escritores barrocos del siglo XVII, fuese el jesuita Baltasar Gracián o filósofos como
Gottfried Leibniz.
38
Solo en la literatura han habido avances en tanto crítica de tradición intelectual centroamericana,
en trabajos como los de Lorena Carrillo o Beatriz Cortez. Consúltense: Ana Lorena Carrillo,
Árbol de historias. Configuraciones del pasado en Severo Martínez y Luis Cardoza y Aragón (Guatemala:
Ediciones del Pensativo / BUAP, 2009), 338. Asimismo, Beatriz Cortez, Estética del cinismo. Pasión
y desencanto en la literatura centroamericana de posguerra (Guatemala: F&G editores, 2010), 326.
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S
ERGIO
P
ALENCIA
R
ETROSPECTIVA
EN
LA
OBRA
DE
R
ICARDO
F
ALLA
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
En término de mediación y cierre, Historia de un gran amor
39
constituye
el punto de transición de Ixcán a Tocoa. Construido con el paralelo del
Cantar de los cantares, el pequeño libro rememora no solo los momentos de
conocimiento, unión y separación del hombre amado y la mujer amada,
sino los proyecta y encarna en el misterio del Reino (pueblo y dios, con
o sin mayúsculas). En una oración citada anteriormente, Falla habla
con Ellacuaría: «A veces parecías solo cabeza, parecías solo justicia sin
misericordia. Pero, a tu manera eras tierno, eras querendón, necesitabas
explayarte. Te hacían falta hijos. Querías locamente descendencia. Llevabas
un vacío y una sombra te acompañaba»
40
.
Para acercarse al cura antropólogo no es dable y directa la forma de la
entrevista, a veces externa y solo por momentos agraciada. Es en los
escritos pensados como diálogo con sus amigos muertos donde mejor sale
a relucir el mismo Falla: adolorido, agrietado, vaciado, muerto pero vivo. El
escrito a Fernando Hoyos
41
y a Ignacio Ellacuría son de lo mejor desde la
tradición proustiana de mémoire involontaire, pudiéndose leer como saltos a
la nada, palabras del anhelo desde la ausencia.
Eso está sumamente presente en Historia de un gran amor como silencio
doloroso y metáfora del recuerdo. En tanto fuente, este movimiento de
escritura se encuentra en libros como Esa muerte que nos hace vivir, Masacre
de la finca San Francisco o Saliendo de la noche oscura
42
. En Honduras, Falla
se encuentra arrancado de las CPR y enfrenta la incertidumbre general
de aquellos años dejando de pronunciar la palabra que movió a dos
generaciones: revolución. Ese es el Falla ya presente en Masacres de la selva
y que se irá reafirmando en todos los escritos posteriores. En términos
bíblicos es el éxodo del horizonte ético de la revolución guerrillera hacia
algo sin nombre aún. Pero el secreto de sus escritos de esos años sobre
huracanes, migraciones masivas, identidad juvenil, mercantilización,
seguridad privada y maras está concentrado en el oscurecimiento histórico
de esa forma específica de revolución social, en lo que ya Pico relacionaba
39
Ricardo Falla, Historia de un gran amor. Recuperación de la experiencia con las Comunidades de Población
en Resistencia, Ixcán (Guatemala: Editorial San Pablo, 2006).
40
Falla, «Oración a Ellacuría», 95.
41
Falla, «Fernando Hoyos», 223-230.
42
Ricardo Falla, «Saliendo de la noche oscura. Experiencia religiosa de los refugiados guatemaltecos»,
Revista Christus. Revista de teología y ciencias humanas, núm. 588 (1985): 32-39.