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NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
nutren al movimiento de una lectura de producción mercantil comunitaria
y de un Cristo popular, bastante similar al jornalero o cuadrillero en las
fincas de café o algodón. Ese mismo año, uno de los objetivos del Ciasca
es comprender la relación finquera y jornalera entre el altiplano y la costa.
Falla visita Escuintla con el fin de clarificar los procesos sociales en marcha
y las contradicciones entre los diversos grupos de trabajadores. Este trabajo
en ambas regiones será la raíz de varios ensayos y libros en lo que el grupo
jesuita denomina los resortes de organización.
Trabajos como La cuadrilla indígena
18
o La Franja Transversal en Guatemala
19
son
publicados dos años más tarde en Alero y Le Monde Diplomatique en español.
De las redes surgidas del terremoto se estimula el proceso organizativo, raíz
de un movimiento que propicia la Marcha de los mineros de Ixtahuacán,
en 1977. Meses después, este evento origina las redes de confluencia del
Comité de Unidad Campesina (CUC). En El Salvador, la parroquia de
Aguilares es vista por finqueros de caña y agentes gubernamentales como
polo subversivo. Los procesos de alfabetización, redes catequistas, talleres
de teología de liberación posibilitan el grado organizativo que se decantó en
la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (Feccas), antecedente
inmediato del CUC en el país vecino. Manifestaciones y tomas de tierra son
ya una realidad en San Salvador y Usulután para la época. Ante la avanzada
del proceso, escuadrones de la muerte asesinan al párroco de Aguilares,
Rutilio Grande, junto a dos feligreses, el 12 de marzo de 1977. Falla asiste
a la misa de cuerpo presente. En la foto está parado a la izquierda de los
tres féretros, serio, mirando hacia arriba, brazos cruzados.
Esa misma noche, monseñor Romero viaja desde la capital para ver el
cuerpo de su compañero en lo que se describe como la raíz de su conversión
de carácter profético. La Iglesia centroamericana entra en un periodo de
contradicción y lucha como pocos en la historia latinoamericana. Ya para
1979, con el triunfo Sandinista en Nicaragua, la insurrección popular
es concebida como una suerte de apocalipsis histórico de donde brotan
profundos escritos teológicos y reinterpretaciones míticas. El clero en
El Salvador y Guatemala se divide, monseñor Romero llama al desacato
18
Juan Rafael Caldera, «Las fuerzas de la cuadrilla indígena», Revista Alero, núm. 2, IV época (1979).
19
Salvador Sánchez, «La Franja Transversal en Guatemala. Organización, despojo, petróleo y
guerrillas», Le monde diplomatique (en español), núm. 25 (1979).
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S
ERGIO
P
ALENCIA
R
ETROSPECTIVA
EN
LA
OBRA
DE
R
ICARDO
F
ALLA
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
contra el Ejército y la denuncia del capital finquero. Falla retoma el
Popol Wuj desde una interpretación revolucionaria del mito de Wuqüb’
Kaqix y los cerbataneros, publicada años después en un libro de Robert
Carmack y de Francisco Morales
20
. En este escrito se hace una suerte de
apocalíptica indígena:
Esto implica para el relato dos eventos, uno es que haya un ser, el hombre, que
tenga la claridad interna para reconocerse a sí mismo en su profundidad como un
don de los dioses y del Corazón del cielo; y el otro, que haya una claridad extrínseca
al hombre, una revelación, una salida del sol que posibilite esa claridad interna del
hombre. Por eso, el objetivo de la lucha de los dos héroes es destronar radicalmente
a los falsos soles, incapaces de irradiar la luz en los hombres y cimentar un pueblo
sobre la verdad del Corazón del cielo
21
.
La idea del hombre como guerra en sí mismo, de la disputa entre el bien y el
mal, de las fuerzas destructivas del dinero y la reconciliación colectiva por
la misión son, entre 1978 y 1980, ejes de una enorme crisis. Su libro Esa
muerte que nos hace vivir hila esa lucha desde la cultura popular mestiza en
Escuintla. El Ciasca, a la vez, se resquebraja entre la persecución estatal y
las decisiones de algunos de sus miembros. En 1980, Fernando Hoyos y
Enrique Corral deciden dejar la Compañía de Jesús para dedicarse de lleno
a la revolución social desde el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP).
Al año siguiente, otro miembro de la comunidad, Eduardo Pellecer, es
secuestrado y torturado por el Ejército de Guatemala, en un publicitado
caso por el Gobierno. Otro cura jesuita que fungía como capellán en las
cárceles gubernamentales, Carlos Pérez Alonso, es desaparecido por las
fuerzas armadas. Corría el año 1981, el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN) lanzaba su ofensiva final el 10 de enero,
el EGP y ORPA se expandían en el interior del altiplano guatemalteco.
La insurrección revolucionaria fue vista como urgente acto de redención
divina: apocalipsis y rendición de cuentas.
El Salvador y Guatemala no serán otra Nicaragua, esa era la síntesis de las
clases dominantes en el istmo y los EE. UU. Los Ejércitos salvadoreño
20
Ricardo Falla, «Desmitologización por el mito: fuerza de denuncia de la lucha de los héroes
contra Wukub Caquix en el Popol Vuh», en Nuevas perspectivas sobre el Popol Vuh, comp. Robert
Carmack y Francisco Morales (Guatemala: Editorial Piedra Santa / Biblioteca Centroamericana
de Ciencias Sociales, 1983), 427.
21
ibid., 156.