26

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

indígena. Las mujeres no han adoptado la ropa ladina. Hay aparatos de 
radio en el 25 o 30 % de las casas

10

.

Antes de 1947 no había mercado en San Antonio Ilotenango, la gente 
compraba lo que necesitaba de sus vecinos o de mercados en pueblos más 
lejanos. Actualmente, hay un sistema de días de mercado rotativo con otros 
pueblos, como en San Pedro Jocopilas. Para describir un día de mercado, 
Falla ofrece otro catálogo garcíamarquiano: 

Había 22 comerciantes de comestibles (arroz, azúcar, sal, jabón, especias, panela, 
café, chile, pescado, camarón, lazos), 25 de ropa (cintas, fajas, cortes, delantales, 
perrajes, rebozos, huipiles, listones, sábanas, camisas, pantalones, camisetas, 
calzoncillos, playeras), 9 de «mercerías» (peines, jabón, navajas, brillantina, 
carteritas, candados, lápices, argollas, clavos, aguja, hilo, hule para caites, cepillo 
y pasta de dientes, raspadora de ollas, juguetes plásticos, xecas para comer), 10 
de «trastes» (de peltre: jarritas, ollitas, sartenes; de barro: tinajas, ollas grandes, 
comales), 11 de «fruta» (bananos, naranjas, cebollas, repollos, tomates, jocotes, 
limón), 3 de candelas, 9 carniceros (marrano, oveja, res; panzas, cabezas, patas, 
sangre para moronga), 16 de bebidas (atol, fresco, arroz con leche, café y xecas), 
5 de pan, 12 tortilleras y vendedoras de chuchitos, 3 de pescado (con tomate, 
café, camarón, plátanos, frutas), 2 de caites, 1 joyero (aretes, cadenas, anillos), 2 de 
copal (copal, sal, grano, lazos), 3 de «granos» (maíz) con camión y 20 por sacos, 40 
mujeres que vendían aves (chompipes, pollos), 30 de marranos, 10 de ovejas, 6 de 
lana y 8 de cal. Estaban operando 15 comedores

11

.

El modelo de unidad doméstica (familia) se relaciona con el sistema de 
herencia. Después de casarse, los varones suelen seguir viviendo en el 
terreno de su padre y trabajan con él, pero ya que la herencia (casa y tierras) 
pasa al primogénito, con el tiempo, los demás hijos varones inician nuevos 
hogares con su propio terreno, en tierras adyacentes cuando eso es posible. 
La unidad doméstica fundamental, por lo tanto, es el de dos matrimonios, 
el padre con su primogénito y heredero, con sus esposas respectivas y los 
niños. Por costumbre, uno de los nietos lleva el nombre del abuelo, quien lo 
ve como su «sustituto» (c’axél), lo cual Falla interpreta como una estructura 
implícita de tres generaciones. El resultado es que, mientras vive el padre, 
tiene mucho poder sobre sus hijos. 

10

 ibid., 87-91.

11

 ibid., 93-94.

27

P

HILLIP

 B

ERRYMAN

 

Z

AHORÍES

COMERCIANTES

 

Y

 

ABONO

 

QUÍMICO

RETRATO

 

DE

 

UN

 

MUNICIPIO

 

INDÍGENA

 

EN

 

CAMBIO

EN

 

Q

UICHÉ

 

REBELDE

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

El matrimonio establece relaciones mutuas entre las familias de los 
novios, que se llama chuchkajáw, «algo como consuegro(a)», una alianza que 
conlleva vínculos de respeto entre los padres de ambos. Tradicionalmente 
los matrimonios son arreglados entre las familias. A partir de los años 
cincuenta hay un cambio y hoy es cada vez más común que el novio escoja 
a la novia, quien da su consentimiento

12

Afirma Falla, «El rito del matrimonio tradicional (c’ulnem) es una de las 
piezas más perfectas de la cultura del lugar». Se lleva a cabo en cuatro 
pasos: 1. Las peticiones: los padres del novio van (en dos ocasiones) a la 
casa de los padres de la novia con regalos, incluyendo licor. La primera vez 
para pedir la mano de la joven, y la segunda para recibir la respuesta. 2. Los 
regalos: una serie de cuatro regalos combinados (ocho en total; atol y pan, 
carne y tortillas, etc). 3. La boda (c’ulnem): los novios y sus parientes llegan 
a la casa de la novia, donde toman y fuman, se les proporciona consejos a 
los novios (cuando hay una ceremonia eclesiástica, se celebra durante esta 
fase). 4. Hacerse yerno (ji’ixic): el novio duerme en la casa de sus nuevos 
suegros y la novia comienza a lavar la ropa del novio en la casa de sus 
suegros (lavar la ropa de su señor es el deber más fundamental de una 
esposa), permaneciendo cada vez más tiempo. El proceso termina cuando 
los padres del varón llevan regalos de atol y pan a la casa de los padres de 
la mujer, para que esta pueda pasar a vivir definitivamente en la casa de sus 
suegros

13

. Esta estructura se mantiene entre todos los grupos, es decir, los 

costumbristas, los de la Acción Católica y aun los evangélicos.

Las unidades domésticas forman parte de «linajes», gente vecina con un 
apellido común que indica un ancestro común, de los cuales hay cuarenta 
y ocho. A los de un linaje que viven en otra parte, Falla los denomina 
«segmento de linaje»

14

. Todos los linajes tienen una casa comunal en el 

pueblo que sirve para distintos ritos, incluyendo los matrimonios. Debido 
a los vínculos por linaje se practica la exogamia, es decir, hay que buscar 
novios fuera del linaje en otro cantón. Estas estructuras forman parte de 
la estructura de autoridad tradicional: el más anciano del linaje es el más 
prestigioso y comúnmente es zahorín.

12

 ibid., 105-106.

13

 El proceso aparece en gran detalle en ibid., 107-112.

14

 No hay palabra en k’iche’ para «segmento de linaje» o «linaje». Falla lo concluye por la práctica, 

la gente y su forma de referirse a «los Ajpop, los Tzampop, los Sión…»; ibid., 113.