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NIVERSIDAD

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ANDÍVAR

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ICERRECTORÍA

 

DE

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NVESTIGACIÓN

 

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ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Este es el momento en que propiamente se inicia la resistencia: se vive 
ya en la selva en champas de techo de palma o láminas rescatadas. Los 
campamentos se organizan internamente con sus responsables, su comisión 
de producción, sus correos y los jóvenes de la milicia armada, y en algunos, 
las pequeñas escuelas. La producción se va convirtiendo de familiar en 
colectiva, poco a poco, atravesando un momento de mano vuelta, en que 
cada familia es dueña de su cosecha, hasta llegar a un momento en que 
la cosecha es de todo el campamento y los responsables adquieren más 
poder, pues se convierten en los encargados de la justa distribución. La 
producción colectiva se da no tanto porque se produzca más y con más 
ánimo, sino porque está protegida por postas, dos o tres, que alertan a los 
trabajadores ante una sorpresa del ejército. 

Los correos de campesinos indígenas a pie que llevan notitas en sobres de 
nailon tienen la importancia crucial de transformar la organización de todos 
los cerca de treinta campamentos bajo la selva en una gran red. Parecería 
que se estuvieran inspirando en la organización de la globalización, según 
Castells. Gracias a la red, cada campamento sabe dónde se ubica el ejército, 
conoce los destrozos que hace de cultivos y da la información para que 
un campamento dé al otro maíz, por ejemplo, en caso de que los soldados 
hayan dejado sin él a un campamento. La red ofrece una flexibilidad 
enorme a esta organización, cuyos campamentos, en tiempos de ofensiva 
militar, están en continuo movimiento. 

Aunque el Ejército traiga las intenciones genocidas y tenga soldados 
avezados en la montaña y en la contrainsurgencia, le es bastante difícil 
vérselas con esa red tan sencilla y humilde, pero tan fuerte, precisamente 
porque es sencilla y apegada a la gente. 

Por fin, se organiza a los jóvenes de la milicia, llamada Fuerzas Guerrilleras 
Locales (FGL), mal armadas de carabinas o escopetas, para que puedan 
contener al ejército en un momento de sorpresa y darle tiempo a la 
población a huir, o para que puedan añadirse temporalmente a la guerrilla.

Al nacer la resistencia se opera un cambio, que podríamos llamar político. 
Toda la población que resiste bajo la montaña, que es como de dos mil 
personas, se convierte en clandestina frente al ejército, pero deja de ser 
clandestina entre sí. 

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R

ICARDO

 F

ALLA

, S. J.

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ONFLICTO

GENOCIDIO

 

Y

 

RESISTENCIA

 

EN

 G

UATEMALA

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Antes de las masacres, si un hombre o una mujer «se organizaba» para 
apoyar a la guerrilla, lo hacía guardando la compartimentación. Es decir, tal 
vez le cuento a mi esposa, pero no a mi hermano que vive en otra parcela, 
a no ser que él también se organice. 

En cambio, en este momento, debajo de la montaña, la compartimentación 
entre personas desaparece y toda la población que está bajo la montaña 
sabe que está apoyando a la guerrilla. El apoyo a ella ya no es secreto 
alguno. Pero ante el Ejército y el Estado, todos somos clandestinos, razón 
por la cual a toda persona de la resistencia se le da un seudónimo, incluso 
a los niños que nacen. Los bautizamos con su verdadero nombre, pero los 
papás les buscan un seudónimo, con el que crecen.

Este cambio supone una alianza, un poco parecida a la feudal, entre la 
población (civil) y la guerrilla: nosotros los apoyamos a ustedes con comida, 
tareas e información, pero ustedes nos apoyan dando golpes al ejército 
para que así no nos golpee a nosotros. No se trata de que la guerrilla 
propiamente defienda a la población, sino que hostigue al ejército, para 
que este se debilite y no pueda perseguir a los campamentos o los tenga 
que perseguir lentamente y con mucho cuidado para no ser sorprendido 
con una ráfaga tras un palo. En algunos casos, si la guerrilla no hostigaba al 
ejército le quitaban su comida, porque no cumplía con esta alianza implícita.

Cuando el ejército vuelve a los tres o cuatro meses después de la masacre, 
ya encuentra montada esa red de campamentos, aunque no tan perfecta 
como la hemos descrito. Se hizo y fortaleció en la contienda misma. El 
Ejército viene con su política de someter a la población a condiciones de 
existencia que conlleven su destrucción física, total o parcial. 

Esta política consiste, como lo previó la guerrilla, en la quema de las casas de 
las parcelas; en la destrucción o robo de la ropa e instrumentos de trabajo, 
que se encuentran todavía allí y no han sido llevados a los campamentos; en 
la destrucción de todo animal doméstico, como gallinas, patos, chompipes, 
cerdos; en el robo de bestias y ganado; y en el corte de milpa ya camada 
(el mes de septiembre). Pero el Ejército no solo crea las condiciones de 
existencia para que sea imposible vivir de nuevo en las casas de las parcelas, 
sino que rastrea la selva para dar con los campamentos escondidos y matar 
a la gente que puede o hacerla huir al refugio.