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NIVERSIDAD

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AFAEL

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ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

quien también brincó y dijo, «¡Ay!», y el que estaba a su lado le preguntó, 
«¿Qué te pasó, Wuqub’ Kamé?», declarando su nombre espontáneamente 
como el anterior. Y luego picó al siguiente, y el de al lado le preguntó, 
cuando dijo «¡Ay!», «¿Qué te pasó, Xikiripat?». Y así sucesivamente, 
hasta que todos los nombres de los grandes señores de la muerte fueron 
revelados y los jóvenes no fueron derrotados porque habían conocido las 
identidades de todos ellos.

Las lecciones para la elección presidencial fueron muy sencillas. Una, había 
que entrar por el camino de la muerte, el camino negro, pero a sabiendas 
de que nos encontraríamos siempre con muchas pruebas. Dos, que no 
fue en el cruce de caminos donde se encontraba la prueba, sino que las 
pruebas serían progresivas. Tres, que es necesario conocer la identidad 
de los candidatos a través de sus reacciones espontáneas. Cuatro, que 
esas reacciones espontáneas no se dan cuando se mueven en espacios 
políticos arreglados, porque les interesa proyectar una imagen, que no es 
la verdadera. Quinto, que no se va a elegir a un individuo, hombre o mujer 
para presidente, sino a todo un grupo o equipo. Y sexto, que el primero del 
grupo puede ser una figura muy engalanada, pero que detrás de él están los 
que de verdad mandan. 

Este punto resultaba muy importante para no dejarse llevar por la imagen 
atractiva del candidato comediante y descubrir detrás de él a los militares 
escondidos. Tal vez las lecciones no sirvieron mucho, porque sospecho 
que la mayoría de maestros y maestras jóvenes, que ya manejan las redes 
sociales, estaban encandilados con el famoso comediante Jimmy Morales. 
Pero sí les sirvió para comprender la realidad política y para conocer el 
texto como algo actual e importante.

Este es el método seguido en el libro Popol Wuj. Una interpretación para el día 
de hoy,
 que se está usado en talleres de jóvenes mayas, mujeres y hombres, 
que ya dominan el arte de la escritura, como aparece en la portada y 
contraportada.

Nuestra idea de espiritualidad, sin embargo, no se ciñe al conocimiento 
del Popol Wuj o del calendario. La espiritualidad maya es algo más amplio. 
Les cuento un ejemplo: se acaba de celebrar en la cumbre de Alaska, 

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R

ICARDO

 F

ALLA

, S. J.

C

AMINO

 

DE

 

VIDA

 

EN

 

LA

 

INVESTIGACIÓN

 

DEL

 

HECHO

 

RELIGIOSO

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Totonicapán, donde hace tres años el Gobierno mató a seis indígenas K’iche’
el aniversario de esa fecha: 4 de octubre. La directiva de los 48 Cantones 
de Totonicapán organizó la ceremonia y trajo a un líder espiritual de 
Chinique, Quiché. Cuando el fuego se estaba consumiendo, este pidió que 
la Directiva saturara sus varas junto al fuego. Entonces, uno de la Directiva 
tomó el micrófono y dijo que «Yo no puedo pasar, porque tengo otra fe». 
Era un evangélico. Todos quedamos un poco electrizados. Pero el aj q’ij 
dijo con calma que allí no se forzaba a nadie y que la espiritualidad maya 
tenía la capacidad de abrazar a diversas creencias y religiones.

Para terminar, quiero dar tres posturas, muy generales por supuesto, que 
tal vez se pueden descubrir en la actualidad dentro de la Iglesia católica 
de Guatemala frente a la espiritualidad maya. Las he encontrado a nivel 
de agentes de pastoral, incluso obispos, y a nivel de base. La primera 
es de incompatibilidad. Es decir, de aquellas personas que juzgan que 
existe una incompatibilidad entre la espiritualidad maya y el Evangelio. 
Incompatibilidad es una forma elegante de decir que «eso es del diablo», 
«que no volvamos al pasado», que son «los extranjeros los que no quieren 
que progresemos y vienen a levantar esas cosas que ya estaban muriendo». 
Se refieren, sobre todo a la concepción de espiritualidad más ceñida a 
creencias y ritos tradicionales, como el calendario maya, pero también 
abogan para que la espiritualidad en sentido más amplio se deje morir.

Una segunda es la del diálogo interreligioso. Ven a la espiritualidad maya 
como otra religión, al estilo del hinduismo, donde se reconoce que está 
presente Dios, pero que es distinta del cristianismo y del catolicismo. Con 
ella hay que dialogar, pero no se deben dar confusiones y sincretismos. Esa 
tendencia es una expresión de la interculturalidad. El diálogo entre ambas 
tradiciones religiosas debe darse para fortalecer la lucha por la justicia en 
el mundo y en Guatemala, y la lucha por el medio ambiente, como aspecto 
de esa misma justicia.

Y una tercera que es la de una inculturación del Evangelio que lleva a casi 
una identificación entre la espiritualidad maya, entendida en su sentido 
estricto, y la espiritualidad cristiana. Un ejemplo, la anterior no admitiría el 
que un católico, ni menos un sacerdote, practicara el calendario maya. En 
cambio, esta sí. Esta identificación, más práctica que teórica, tiene como 
consecuencia cierta dicotomía, y es que las mismas personas que son sujeto