392

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NIVERSIDAD

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AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Hace poco escribí este librito, citado anteriormente. Pero la preocupación 
por la comprensión de la mentalidad maya K’iche’ me viene desde el 
origen del estudio de la antropología. En Innsbruck, al estudiar teología, 
me topé con una traducción alemana con el texto en K’iche’, hecha por 
Schultze-Jena

13

, y me empatiné hasta hacer la tesina sobre la imagen de 

Dios en el Popol Wuj. Fue el origen para que buscara a la antropología 
como auxiliar en el entendimiento de la mentalidad no occidental. Pero 
me quedó la desazón de que yo había metido en el Popol Wuj los conceptos 
cristianos que tenía en mi cabeza y que eran esos mismos conceptos los 
que había descubierto. En efecto, no fue sino cuando fui a Ilocab cuando 
empecé a barruntar las diferencias de los K’iche’ vivos, su organización 
social y su espiritualidad, con la nuestra y con mis ideas de Dios. O sea 
que la preocupación por entender la religiosidad maya, la religiosidad de 
esta otra cultura que nos inunda, estuvo en el comienzo de este camino 
de vida en la investigación religiosa.

Murió Luis Enrique Sam Colop, un K’iche’ del municipio de Cantel, 
Quetzaltenango, que tradujo al castellano el Popol Wuj con notas muy 
eruditas en 2008

14

. A él le pidieron, antes de morir, un taller para agentes 

mayas de pastoral. A defecto de Luis Enrique, me agarraron como sustituto 
y de allí resultó el esfuerzo de poner en un libro lo que se conoce del 
Popol Wuj hasta el momento, en forma resumida, e interpretarlo, como 
decía don Samuel Ruiz para el estudio de la Biblia, con un ojo en el texto 
inspirado y otro ojo en la realidad. Tenía bastante material, porque en el 
pueblo donde resido, Santa María Chiquimula, un pueblo 99 % K’iche’
tuvimos un taller sobre el Popol Wuj con un grupo de maestros y maestras, 
algo desordenado y poco sistemático, que iba buscando su temática de 
acontecimientos nacionales, para iluminarlos con el Popol Wuj. Por ejemplo, 
si tenemos una consulta popular sobre proyectos trasnacionales, ¿qué nos 
dice el Popol Wuj de la forma como se llega a la decisión a través de la 
consulta? Y nos íbamos a los dioses que viajan desde los cuatro puntos 
cardinales, separados por distancias infinitas, a conferir sus conocimientos 
para encontrar lo que tanto les angustiaba, porque ya llevaban tres fracasos, 
que era, qué debía entrar en el ser humano para que pudiera agradecer a los 
creadores y formadores. Consulta para encontrar el maíz.

13

 Leonhard Schultze-Jena, Popol Vuh. Das heilige Buch der Quiché-Indianer von Guatemala 

(Stuttgart-Berlín: Kohlhammer, 1944).

14

 Luis Enrique Sam Colop, Popol Wuj. Traducción y notas (Guatemala: Cholsamaj, 2008).

393

R

ICARDO

 F

ALLA

, S. J.

C

AMINO

 

DE

 

VIDA

 

EN

 

LA

 

INVESTIGACIÓN

 

DEL

 

HECHO

 

RELIGIOSO

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Sé que este método puede llevar al peligro en que caí al principio de 
sacar lo que meto, pero este es un riesgo permanente, el riesgo que lleva 
la interculturalidad. La multiculturalidad exagerada o multiculturalismo 
supone una distancia cuasi infranqueable de una cultura a otra y nos lleva 
al aislacionismo. La interculturalidad hace hablar a las culturas entre sí.

Entonces, comencé con el Popol Wuj por sus comienzos. Por los nombres 
de los dioses. No me detuve mucho allí, porque puede ser un laberinto 
donde uno se pierde, si uno no conoce bien las referencias sociales e 
históricas que corresponden a ellos. Yo no las conozco bien, estoy atrasado 
en la arqueología. Solo por etimologías, puede uno desviarse. Entonces, 
pasé a la creación, especialmente al método que sigue el Popol Wuj para 
hacernos experimentar ESO innombrable que solemos llamar Dios (he 
allí otro obstáculo, usar un vocablo castellano con una innumerable serie 
de connotaciones) y que el Popol Wuj llama de muchas maneras: Corazón 
del Cielo y Corazón del Mar. El método consiste en experimentar la nada, 
antes de experimentar al que saca a las criaturas de ella. 

Para ello, el libro sagrado comienza quitando los objetos criados en una 
enumeración sistemática desde la gente, el animal y el pájaro, el pez y el 
cangrejo, hasta el árbol y la piedra, la cueva y el barranco, el pajón y el 
bosque. Un ejercicio de imaginación que nos lleva a un silencio completo y 
a una oscuridad absoluta. Pero el Popol Wuj no quita el cielo, que está vacío, 
y sobre todo no quita el mar, que, sin embargo, está en absoluta calma 
y sin ningún ser concreto que lo habite. Allí es donde uno o una puede 
detenerse para experimentar la nada. No hay objetos, pero sí hay mar y sí 
hay cielo, pero ellos no neutralizan la experiencia de que un día nada existió 
y que todo estaba en calma, en silencio y en oscuridad.

Entonces, ¿cómo se interpreta la nada, si hay mar? Ordinariamente, los 
intérpretes bíblicos suelen aquí agarrarse de que los dioses que van a surgir 
de este tipo de concepción son limitados, porque les preexiste una realidad 
que es el caos o como se llame a ese mar original, representado por algún 
monstruo horrible. Muchos desprecian la concepción primitiva. En el 
librito que escribí trato de mostrar que en esta concepción maya K’iche’ 
hay algo muy profundo y es que de esa nada surge la tierra, lo cual quiere 
decir que hay una semilla en esa nada, no una semilla localmente ubicada