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NIVERSIDAD

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ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

guerrilla, como un texto de apoyo, ya que ese movimiento religioso –que 
había comenzado con un signo anticomunista– serviría luego a finales de 
los años setenta como cama organizativa para la organización campesina, 
y cuando la represión arreció en 1980, para su alzamiento en las filas 
guerrilleras del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP).

Pero en la tesis, no atiné a imaginar cuál sería el puente entre ese movimiento 
religioso, que cuando yo lo conocí estaba todavía muy impregnado de 
conservadurismo y la revolución. La tesis se ciñó a la explicación de por 
qué, siempre el por qué por delante de toda investigación, por qué una 
tercera parte de la población había cambiado de creencias, mientras otra se 
había mantenido firme en la suya. Se trataba de un análisis del acto de fe en 
movimiento, tanto individual como colectivo. Para responder al por qué, 
sin tener una teoría a la que siguiera paso a paso, fui buscando los factores 
demográficos, los tecnológicos (abono químico), los económicos (red de 
comerciantes), los sociales (reorganización de los matrimonios, los linajes, 
las nuevas estructuras de parajes y aldeas) hasta su representación política. 

Tenía un montón de datos después del trabajo de campo de un año y volví 
a Texas a escribir, lejos del bullicio y la actividad de Guatemala, y no sabía 
cómo comenzar. Después de tres o cuatro meses de sentirme perdido 
–ustedes saben lo que es sentirse sin saber cómo comenzar a escribir 
frente a un cúmulo de información– luego de varios meses de intentos, 
decidí tirarme por el análisis de casos y escogí un par de personas que 
habían vivido dolorosamente el cambio de fe, para diseccionar su poder 
propio y derivado, su poder real y cultural (el que piensan que tienen), 
incluyendo en este último la creencia no experimentable (religiosa), todas 
categorías de Adams. A la par de esta mirada sincrónica, había que ver 
su proceso diacrónicamente desde que se iniciaba su crisis hasta que se 
completaba. Habiendo encontrado el hilo del análisis, pero sin terminar la 
redacción de la tesis, volví a Guatemala para irla completando en medio de 
las actividades de docencia que se me darían.

Pero en el análisis, no bastaba el poder, puesto que el cambio de creencias 
lleva consigo un salto de adhesión total, lo que llamo la especificidad de 
la experiencia religiosa, y este no se explicaba por el poder, tanto más 
que ese salto, el salto de la fe, implica, cuando se da en radicalidad una 

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R

ICARDO

 F

ALLA

, S. J.

C

AMINO

 

DE

 

VIDA

 

EN

 

LA

 

INVESTIGACIÓN

 

DEL

 

HECHO

 

RELIGIOSO

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

negación del poder, como sucedía con las personas que decidían retirarle la 
adhesión total al líder espiritual maya arriesgándose a morir, ya que el líder 
les decía que si no hacían las ceremonias a las que renunciaban, morirían. 
Para ayudarme en la explicación de ese paso, me fui a Víctor Turner

7

, al 

concepto de liminalidad que él había recogido de van Gennep

8

. Después, 

me serviría para enmarcar mi propia experiencia y la de los sobrevivientes 
de las masacres en su noche oscura. 

La noche oscura de la liminalidad: esa muerte que 

 

nos hace vivir 

9

Era el año 1978. Ya había terminado mi tesis (1974). Ya había dejado 
la academia en la Universidad Rafael Landívar, de Guatemala. Ya nos 
habíamos involucrado cada vez más en un proyecto de lo que llamábamos 
los jesuitas el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) en torno a la 
organización campesina. El terremoto de 1976, que había conmocionado 
las conciencias, había provocado también un repunte muy fuerte de la 
organización clandestina, todavía distinta de la campesina. Con un grupo 
de compañeros jesuitas trabajamos, en unión con otros agentes de pastoral, 
en la costa sur de Guatemala y a la vez en el altiplano. En la primera, 
se encontraban el trabajador ranchero y el proletario, por lo general no 
indígenas, de las grandes fincas de café, caña y algodón. En la segunda, el 
grueso de la población indígena, jornaleros temporales muchísimos de ellos, 
buscábamos cómo realizar la alianza organizativa de ambas poblaciones en 
lo que después se llamó el Comité de Unidad Campesina (CUC). 

El obispo de Escuintla, en la costa sur, nos pidió hacer un estudio de la 
religiosidad popular de su diócesis. Pensamos que en esa religiosidad se 
encuentran chispas de protesta, de acuerdo a lo de Marx, que la religión 
es el opio del pueblo, opio que calma el dolor, pero hace soñar y que la 
religión es el llanto de la criatura oprimida, llanto que puede ser un grito, y 
aceptamos la demanda y nos organizamos, algunos jesuitas, junto con un 
par de amigas antropólogas, para hacer la investigación.

7

 Victor Turner, The Forest of Symbols (Nueva York: Cornell University Press, 1967); The Ritual 

Process (Londres: Aldine Publishing Company, 1969).

8

 Arnold van Gennep, Les rites de passage (Paris: Émile Nourry, 1909).

9

 Ricardo Falla, Esa muerte que nos hace vivir. Estudio de la religión popular de Escuintla, Guatemala  

(El Salvador: UCA Editores, 1984).