22

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

en la Universidad de Texas, otros futuros miembros del equipo estaban 
preparándose en otras universidades. Al volver a Guatemala formaron la 
«comunidad de la zona 5», llamada así por la zona capitalina donde vivían, 
y donde Falla escribió su tesis

2

.

«De la semilla del presente estudio había de nacer otro árbol», comienza 
Falla

3

, explicando que originalmente pensaba investigar el efecto del 

crecimiento poblacional sobre una comunidad indígena. Con este fin iba 
buscando sitios en los departamentos de Quiché, Totonicapán, Sololá, 
Chimaltenango y Quetzaltenango, todos de habla k’iche’ o kaqchikel; pero 
al constatar que la gente estaba mucho más interesada en los cambios 
religiosos que observaban, optó por investigar este tema en el municipio de 
San Antonio Ilotenango, Quiché, donde vivió durante un año investigando 
sobre el tema.

Al reconocer que sería difícil ocultar el hecho de ser sacerdote en un país 
como Guatemala, Falla decidió presentarse como tal. Ocasionalmente 
celebraba misa y escuchaba confesiones, pero sin reemplazar a los 
sacerdotes que llegaban de Santa Cruz del Quiché.

Como metodología, utilizó las entrevistas sistemáticas, pasaba de seis a 
ocho horas diarias con sus informantes, miembros varones de la Acción 
Católica. También investigaba en los archivos locales, en particular, trazaba 
vínculos familiares. No pudo entrevistar formalmente a los costumbristas 
(los que seguían el sistema tradicional de las cofradías), porque las 
tensiones entre los dos grupos impedían que pudiera mantener relaciones 
con ambos

4

. Tampoco entrevistó a mujeres ni a evangélicos. 

El municipio de San Antonio Ilotenango está ubicado al sur del 
departamento de Quiché, colindando con el departamento de Totonicapán. 
El municipio está atravesado por barrancos y valles, con ríos que bajan de 
las montañas de Totonicapán. El pueblo de San Antonio Ilotenango está 

2

 Para la Comunidad de la Zona 5, ver Juan Hernández Pico, S. J., Luchar por la justicia al viento del 

espíritu: autobiografía y esbozo de historia de mi generación (San Salvador: UCA Editores, 2014).

3

 Falla, 

Quiché rebelde, 23.

4

 Cuando asistió a un entierro de un costumbrista, los de la Acción Católica lo tomaron mal. Por 

otra parte, un costumbrista lo acusó de quitarles su dinero y le aconsejó volver a la Ciudad de 

Guatemala donde sobraban curas sin trabajo; ibid., 31-32.

23

P

HILLIP

 B

ERRYMAN

 

Z

AHORÍES

COMERCIANTES

 

Y

 

ABONO

 

QUÍMICO

RETRATO

 

DE

 

UN

 

MUNICIPIO

 

INDÍGENA

 

EN

 

CAMBIO

EN

 

Q

UICHÉ

 

REBELDE

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

a orillas de un lago, en uno de estos valles

5

. Actualmente

6

, la población 

del municipio es de aproximadamente 7000 habitantes, la mayoría son 
agricultores de subsistencia y viven en parajes, en diez cantones. 

Antecedentes históricos 

Varios son los antecedentes históricos remotos y recientes que hay que 
tomar en cuenta para entender los fenómenos de «la costumbre»

 y el 

movimiento de conversión, señala Falla. Una constante han sido las 
tensiones sobre la tenencia y el uso de la tierra.

La presencia de la Iglesia católica quedó debilitada después de la 
Independencia, y aún más con la reforma de la década de 1870. Hasta 
mediados del siglo XX, hubo solamente tres sacerdotes en el departamento 
de Quiché, quienes llegaban a San Antonio Ilotenango dos o tres veces 
al año para las fiestas patronales. En este vacío, las creencias y prácticas 
religiosas fueron transmitidas en el hogar y a través de las cofradías.

En el siglo XIX, por presiones demográficas, personas de San José 
Chiquimula, un municipio vecino del departamento de Totonicapán, 
invadía para ocupar terrenos, por lo que la gente de San Antonio tuvo que 
defenderse. Esta disputa fue resuelta finalmente en 1905, bajo el gobierno 
de Estrada Cabrera.

Las tensiones por la tierra aumentaron durante el siglo XX; un indicio es 
el hecho de que décadas atrás, una gran parte de la tierra fue pasto para 
ovejas y cabras, y muchos hombres se dedicaron a hilar lana; ahora estas 
tierras ya están cultivadas. Entre 1950 y 1970, la población del municipio 
creció de 4500 a 7000 personas, de modo que la porción de tierra por 
hogar disminuyó a 1.2 hectáreas, con grandes desigualdades. Esta presión 
fue aliviada en parte por el uso de abonos químicos, que se generalizó en 
los años sesenta. 

Un capítulo dedica Falla al surgimiento de los «comerciantes de fuera»,  
gente de San Antonio Ilotenango que vende en otras ciudades de Guatemala 

5

 ibid., 67-71.

6

 El tiempo presente aquí, se entiende como el del estudio, 1948-1970.