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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
destacar aquí los muchos análisis de filigrana con que Ricardo va estudiando
e interpretando, a través de lo que él llama «espejos», las «voces» múltiples
que les preceden y con que las personas jóvenes de Pueblo Nuevo, en Ixcán,
hablan en su obra. La manera de descubrir similitudes y diferencias entre la
juventud de hoy y las generaciones de sus padres y madres, y de sus abuelos
y abuelas, así como, en otras ocasiones, la forma de detallar los pasos de un
proceso de cambio y de encontrar los elementos estructurantes de una u
otra identidad o de una u otra actividad juveniles, es sencillamente estelar.
Para valorarlo léase el capítulo sobre la violencia, especialmente contra la
mujer, o el dedicado a los gustos musicales.
Vale también decir algo parecido de la complejidad en que las identidades
juveniles se escapan de tipologías encajonadoras y se despliegan en su
complementariedad o en su transitoriedad y en su influjo mutuo, así como
en su posible combinación para ir proyectándose como una película en
montaje y en edición permanente. Así va tejiendo Ricardo una bellísima
telaraña donde todas las relaciones sociales investigadas alrededor de la
juventud ixcaneca se entrelazan mostrando sus interdependencias. El autor
ha comprendido que el mundo actual está conectándose crecientemente
por medio de una estructura de red, en la que todo está relacionado para
bien y para mal, sin que los nudos (o «nodos») de esa red, es decir, los
centros palpitantes donde los vínculos de la red se entrecruzan, pierdan
por ello su autonomía. Su metodología de análisis se adapta a esta nueva
realidad. Es un análisis en red para una realidad en red.
Lástima que su esquema de mutuas influencias en la tercera de sus
conclusiones –«sistema de identidades contra la fragmentación»– no
haya sido dibujado también como una red, más que como un cuadrilátero
de fuerzas. Pudo haber sido una red reflejada en varios espejos, esta
vez no solo reflexivos, sino también refractantes de la luz, como en
una de esas salas de los espejos de los grandes palacios imperiales: allí,
el esquema de las «identidades de trabajo e intereses» podría haber
sido profundizado al refractarse su luz en una red anterior, la de las
«identidades de origen». Luego, ambas en una tercera gran red luminosa,
la de las diversas relaciones sociales profundizadas en el texto –algunas
veces llamadas también «identidades» por el autor–, a saber: amistades,
familia, religión, diversiones, violencia y política. Ricardo lo sabe cuando
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J
UAN
H
ERNÁNDEZ
P
ICO
, S. J.
C
OMENTARIO
DEL
LIBRO
,
J
UVENTUD
DE
UNA
COMUNIDAD
MAYA
: I
XCÁN
, G
UATEMALA
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
dice en su libro que podríamos «seguir complicando el esquema si, por
ejemplo, en el centro del cuadrilátero colocamos otra variable, identitaria
o no, como la relación de género, la identidad religiosa, etc.». Y cuando
añade: «Dependiendo del (…) interés temático (…) el esquema se puede
convertir en uno de dos, tres, cuatro dimensiones y le podríamos añadir
pisos y planos (…)». O tal vez redes diversas, sugiero yo, iluminadas por
las relaciones sociales que las tejen y vinculan.
Constantes teóricas o hilos conductores
Vengo entonces a exponer algunas de las constantes teóricas, que me
parece, atraviesan el libro como ejes transversales o hilos conductores, sin
que sean recogidas como tales necesariamente en las conclusiones.
La primera es la constante interacción en el libro entre la juventud indígena
maya en el texto mítico del Popol Vuh y la juventud maya en la historia actual.
El mito puede usarse para evocar y criticar la violencia contra el pueblo
de Ixcán, una violencia que quiso arrasarlo, pero que tuvo que retroceder
ante ese mismo pueblo que se levantó de sus cenizas. El mito se vuelve
precioso, ayudante de la memoria histórica. La juventud, sin embargo,
recrea el mito en su acción histórica y como Hunahpú e Ixbalanqué, los
jóvenes héroes gemelos, suben a ocupar su puesto en un cielo, histórico y
nuevo, que no quiere vivir del pasado aunque no lo olvide. Por eso el mito
ayuda para criticar la soberbia del poder en la historia de hoy, y mañana
ayudará también para que las hijas e hijos de esta juventud critiquen a sus
propios padres en la búsqueda incierta y exploratoria de su propia libertad.
Hablando en el capítulo treinta y dos –bajo el título de la «Identidad
política»– de «la juventud y el derecho consuetudinario», desgrana Falla el
caso de la sentencia de la Alcaldía Auxiliar Indígena contra algunos jóvenes
mariguaneros y nos advierte del «peligro de que esos jóvenes queden
estigmatizados por la comunidad» porque «se trata de jóvenes de grandes
cualidades humanas, la mayoría de los cuales solo están experimentando
salidas nuevas a su frustración y no» son «verdaderamente delincuente(s).
Son ante todo, hijos muy valiosos de la comunidad». Lejos de un análisis
libre de valores previos, Ricardo nos muestra aquí el segundo de los hilos
conductores de su estudio: la simpatía por la juventud y especialmente por la