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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
como de comunicaciones personales tanto de «acá» como de «allá», y de
algunas elucubraciones personales para «llenar los vacíos». En concreto,
propondré que estos cuatro libros aportan a las investigaciones académicas
sobre investigación-acción y academia activista, a la vez que contribuyen a
lo que algunos investigadores cualitativos llaman la «reflexividad crítica» o
«posicionalidad del investigador», más mediante la comunicación indirecta
que por medio del autoposicionamiento. En este último contexto plantearé
que quizá no sea casualidad que, a sus setenta años, al regresar a su país
de origen después de vivir casi una década en Honduras y hacer de la
parroquia jesuita de Santa María Chiquimula, en Totonicapán, Guatemala,
su residencia permanente, el «Jabalí de Pelo Blanco» haya dirigido su interés
antropológico hacia la generación de los jóvenes, el futuro de Guatemala,
y los haya invitado a dialogar sobre la Guatemala-a-ser.
Identidades transnacionales y transhistóricas
El Instituto Nacional de Estadística (INE) de Guatemala calcula que en el
2015 había 1.78 millones de jóvenes entre los quince y los diecinueve años,
y 1.55 millones entre los veinte y los veinticuatro, el 10.98 % y el 9.60 %,
respectivamente, de la población total de 16.17 millones de habitantes
10
.
Las estadísticas de las Naciones Unidas desagregan los grupos etarios
por género y sugieren que en el grupo de jóvenes de entre diez y catorce
años, los niños superan a las niñas por menos de 10 000, mientras que
esos indicadores se invierten en el grupo de quince a diecinueve años
y casi se triplican en el grupo de veinte a veinticuatro años, en el cual
las mujeres superan a los hombres por aproximadamente 30 000
11
. Falla
encuestó a casi cien de estos jóvenes y luego profundizó en algunas de
las ideas que surgieron de los datos obtenidos por medio de entrevistas
en profundidad con aquellos que habían retornado a Guatemala y tenían
10
Instituto Nacional de Estadística, «Tema/Indicadores», Instituto Nacional de Estadística (s. f.).
http://www.ine.gob.gt/index.php/estadisticas/tema-indicadores. Debido a la inexistencia de
un censo nacional más reciente, estos indicadores se deben interpretar con cuidado, si bien son
coherentes con la suposición de que, a pesar del reciente aumento en la migración de mujeres
hacia el norte, la migración externa masculina –así como algunas de las muertes causadas por la
violencia– contribuye a las grandes diferencias de género entre los jóvenes adultos guatemaltecos
en edad reproductiva.
11
United Nations Statistics Division, «Demographic Yearbook», United Nations Statistics
Division (s. f.). http://unstats.un.org/unsd/demographic/products/dyb/dyb2.htm
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M. B
RINTON
L
YKES
I
DENTIDADES
DE
«
ALLÁ
»
Y
DE
«
ACÁ
»:
JÓVENES
MAYAS
MIGRANTES
TRANSNACIONALES
,
CAPITAL
HUMANO
Y
EL
...
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
padres guatemaltecos que habían buscado refugio en México tras huir de
las masacres del Ejército guatemalteco en la década de 1980, o con quienes
habían retornado voluntariamente o por deportación de los Estados
Unidos, y en algunos casos con individuos que habían vivido ambas
experiencias. No obstante, tal como señala Falla en el inicio de cada uno de
estos libros sobre migración, esto no es nada nuevo para los mayas, sino
algo fundamental, como se evidencia en los textos sagrados de los K’iche’
y se refleja en algunas de las historias del Popol Vuh que él recuenta. Este y
otros marcadores culturales, que incluyen el tejido de las telas mayas de las
mujeres, constituyen hebras de su «hilo conductor» que está explícito en
algunas partes de los textos e implícito en otras.
La migración –y la juventud– tiene raíces milenarias en el Popol Vuh y ha
tomado distintas formas en el transcurso de los siglos de migraciones internas
producidas por el trabajo forzoso, que a menudo incluyen familias enteras
que deben desplazarse dentro del país y también aquellas que huyeron de las
masacres perpetradas por el Ejército en los años ochenta y culminan con los
llamados migrantes económicos de los siglos XX y XXI, que son personas
cada vez más jóvenes que viajan solas, y madres que viajan con sus hijas e
hijos pequeños. Esta historia está representada metafóricamente en la tela
a medio tejer del sueño que tuvo Elena Yojcom; un sueño que los une a
ellos dos como coinvestigadores y una imagen recurrente que se desarrolla
mediante las nuevas identidades tejidas por los protagonistas de los libros y
a la que los autores dan forma. Los jóvenes y los migrantes jóvenes adultos
de estos cuatro tomos vivían en Guatemala cuando fueron entrevistados,
y para Falla forman parte del capital humano que cuenta con el potencial
–y constituye la promesa– para transformar el país.
Tres de los cuatro libros indagan en las historias de los protagonistas,
mientras que el cuarto explora los temas transversales que surgen de una
encuesta respondida por el 26.5 % de los jóvenes que vivían en Pueblo
Nuevo, de 2002 a 2006, y que tenían entre dieciocho y veinticuatro años. Se
presentan de manera breve algunos de los principales hallazgos, invitando
al lector a explorar los detalles enriquecedores presentes en cada uno de
estos cuatro tomos, como lo ha hecho Falla con los jóvenes sobre quienes
escribe y a quienes se dirige.