314

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

por la CONFEREH [sic] (…) Ellas y las no religiosas que asistían nos fueron 
transmitiendo sus preocupaciones feministas que fueron cambiando nuestra 
mentalidad poco a poco, en cuanto fue posible, dado lo arraigado del patriarcado 
en nuestra socialización.

27

Mientras, la síntesis que Ricardo hace del tercer taller en mayo de 1996, 
sobre nuestro trabajo con las mujeres constata la energía del momento: 

En este taller, como en ninguno de los anteriores, se explicitó el despertar que 
estamos testimoniando de las mujeres en Honduras. Es un despertar que parte del 
encuentro consigo misma, del desahogo en un espacio de confianza, de la unión 
que se experimenta al sentirse en grupo, del acompañamiento sin dependencia (...) 
Este cambio va tocando poco a poco al sistema puesto que abre nuevos espacios, 
la mujer se va haciendo más visible, cuestiona el machismo al interior de la familia, 
toma posturas críticas en la comunidad, lucha contra el conformismo, se dan 
cambios en la estructura de la Iglesia, etc.

28

Además, Ricardo en distintos momentos de las memorias se identifica con 
las mujeres. Recordando el cuarto taller «Mujer y política en Honduras»  en 
octubre de 1996, escribe:

Propiamente fuimos 28, contando el bebecito de Eliselda, llamado Walberto, quien 
a muchas nos hizo sentir madres (…) La mayoría eran religiosas, como en veces 
pasadas, y casi la totalidad mujeres. Solo Roger y Ricardo representaban al género 
masculino, pero cuando avanzó el taller ya nos habíamos olvidado los hombres 
que éramos varones.

29

Ricardo hizo y dejó hacer que cada paso del taller tuviera una posibilidad 
para formarnos. Al principio, solo Ricardo y yo nos reuníamos para 
planificar los talleres, pero después se planteó la conformación de un equipo 
de planificación, y luego de eso se buscó formalizarlo desde un comité de 
Confereh para crear el método de cada taller, acordar los instrumentos 
(las preguntas de las encuestas o los enfoques especiales de la historia 
de vida). En este coproceso incorporamos un paso de reflexividad en la 
metodología: examinar nuestro propio trabajo con mujeres como tema 
para asentarnos, cuestionar nuestros prejuicios contra las jóvenes antes 

27

 Ricardo Falla, «Género y sexo», Tiempo, 12 de mayo de 1995, en Falla, Cuadros sueltos que prefiguran 

el siglo XXI, 45.

28

 Ricardo Falla, «Actas del 4.

o

 Taller de la Mujer, de Confereh, “Mujer y Política”» (conferencia, 

Aldea Tres Rosas, Honduras, 21-23 de octubre de 1996).

29

 Falla, «Actas del 4.

o

 Taller de la Mujer».

315

J

ENNIFER

 J. C

ASOLO

R

ICARDO

 F

ALLA

UN

 

PRISMA

 

AL

 

TRÍPTICO

 

DE

 

SU

 

VIDA

HACIA

 

EL

 

CORAZÓN

 

DE

 

LAS

 

MUJERES

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

de empezar la investigación y revisar cómo nos sentíamos en el proceso 
delicado de recoger una historia de vida de una mujer joven: «¿cuál fue 
la experiencia que tuvimos al hacer las encuestas con las jóvenes?, ¿fue 
algo mecánico?, ¿fue una obligación que cumplíamos o descubrimos algo 
especial de vivencia que tal vez no se lograba transmitir en los datos fríos 
que aparecían en las encuestas?».

Creo que fue esta apertura a ser cosujeto: investigadora e investigada lo que 
alimentaba lo que yo experimenté como la fuerza crítica transformadora del 
proceso en este tiempo: cómo entrelazaba la investigación-formación con 
un proceso de hermenéutica feminista. Con Ricardo desarrollamos nuestra 
capacidad de dejar que los hallazgos de la investigación profundizaran e 
hicieran más crítica (feminista) nuestra reflexión teológica. A su vez, esta 
reflexión teológica iba informando, formando y transformando el tríptico 
de investigación, formación e incidencia de nosotras mismas y de Ricardo. 

La metodología asemejaba un fundamento en la práctica de la teología de 
la liberación. Se miraba hasta dónde se pudiera entender «la realidad»

30

 en 

toda su problemática; después se elegía y se estudiaba un texto de la Biblia 
entre todas para sacarle el jugo y, por fin, se preguntaba ¿qué lecciones o 
pistas nos deja para nuestros días? Ya para el cuarto taller, este proceso 
estaba dando frutos, pero fue en el quinto taller cuando las participantes 
realmente hicieron el brinco desde una hermenéutica liberadora en general 
hacia una hermenéutica liberadora desde, de y para las mujeres. Cito 
directamente de la memoria que Ricardo elaboró:

En el taller pasado vimos que el banquete [una fiesta de comida donde todas y todos 
están invitados] era una imagen inspiradora de la nueva sociedad y estudiamos siete 
rasgos de esa nueva sociedad que aparecían en el banquete. Al llegar a integrar 
el aspecto femenino del banquete nos quedamos trabadas. Por eso, intentamos 
recoger ese ejercicio de nuevo, teniendo en cuenta que el estudio del corazón de 
la mujer joven, de sus aspiraciones y ansias, nos deben descubrir un camino hacia 
la nueva sociedad. 

30

 Reconozco que en los años noventa, en la academia ya se habían levantado los fuertes 

debates posestructuralistas sobre si se podía hablar de «la realidad» o si son múltiples, creadas 

discursivamente; pero este tipo de cuestionamientos no eran posibles en una Centroamérica al 

comienzo de su etapa posterior a las luchas revolucionarias.