312

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

muy poca o nada de experiencia en investigación). Cada taller combinaba 
la reflexión teológica/experiencial de fe con el abordaje de un tema de 
investigación basado en dos a tres instrumentos: encuesta, historia de vida 
y etnomapeo. 

Ricardo –con apoyo mío y más tarde de un equipo– preparamos las preguntas 
y la estructura de la encuesta y la historia de vida desde un marco general, 
pero orientado al tema de cada óptica de investigación. Nos enseñaba algo 
de teoría, algo de método y algo de técnica

25

; y practicábamos con una 

y otra o con una invitada especial. Acordamos el número de encuestas, 
etnomapeos e historias de vida que haríamos, y la fecha de entrega. Para 
el próximo taller, Ricardo ya llevaba (con la ayuda de distintas personas en 
el ERIC y a veces mía) tabulaciones cuantitativas del trabajo y ejemplos 
del nivel inicial de sistematización de las historias de vida. Los talleres, con 
excepción del primero, que no contaba con hallazgos, tenían entonces tres 
partes claves: i) confrontación con la búsqueda de conclusiones/hallazgos 
iniciales, que siempre incluía retos de acción; ii) reflexión sobre estos 
hallazgos a la luz de la fe; iii) inducción en la teoría, el método y las técnicas 
para el próximo taller. 

Otra clave de la metodología era mantener la investigación ligada a la 
coyuntura actual. En un taller, «Mujer y política en Honduras», Gladys 
Lanza, una lideresa histórica de lucha, nos habló de su postura frente a la 
participación de las mujeres en las próximas elecciones. En otro, la licenciada 
Blanca Valladares nos orientó sobre la nueva Ley contra la Violencia 
Doméstica. Para el taller «Mujer joven 2», otras dos investigadoras jóvenes 
del ERIC, Carla Castro y Yadira Rodríguez nos hablaron de su investigación 
sobre la experiencia de las mujeres jóvenes en las maquilas (que se estaban 
multiplicando con los ajustes neoliberales de la época). Y en otro taller, 
«Nuestro trabajo como mujeres», fuimos nosotras mismas, o sea, nuestro 
trabajo con mujeres hondureñas, el sujeto de investigación. Tampoco era 

25

 Para Ricardo: «El método: es el camino que nos introduce al corazón del pueblo. Método viene 

de unas palabras muy antiguas (griegas), método, que quieren decir “con camino”. El método 

indica qué voy a hacer primero y qué después y cómo. Las técnicas: son ayudas concretas 

para andar por ese camino. Así como una bicicleta, muleta, puente nos ayudan a avanzar 

por el camino. Y la teoría: es un sentido de orientación que sirve para trazar un camino o 

para reencontrarlo cuando esté perdido. Estos son principios»; Memoria del Taller I: Mujer e 

investigación, mayo 1995.

313

J

ENNIFER

 J. C

ASOLO

R

ICARDO

 F

ALLA

UN

 

PRISMA

 

AL

 

TRÍPTICO

 

DE

 

SU

 

VIDA

HACIA

 

EL

 

CORAZÓN

 

DE

 

LAS

 

MUJERES

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

suficiente que nos vinculara con la coyuntura o con que fortaleciera nuestros 
trabajos: había que incidir a nivel nacional. Por eso, con casi cada taller, 
Ricardo escribía un ensayo de opinión o análisis que picaría conciencias en 
periódicos nacionales o publicaciones del ERIC

26

.

Además, en el proceso de «ir al corazón» de las mujeres, no hay duda de 
que el proceso nos sensibilizó. No pretendo afirmar que nuestros oídos 
quedaron tan afinados como los de Ricardo, que sabía escuchar lo profundo 
en lo más cotidiano; pero en cada taller practicamos, nos entrevistamos 
una a la otra o comparamos varias historias de vida ya transcritas. Aunque, 
según Ricardo, «lo que se pretend[ía] con este análisis es poder llegar a 
establecer unos seis tipos principales de la mujer hondureña», para mí, 
leer o escuchar estas historias, no se daba a la abstracción; sino que abría 
nuestras mentes y corazones a más preguntas.

No pretendo decir que yo no tenía críticas intuitivas que me costaban 
articular científicamente: a veces sentía que nos quedábamos con 
una descripción sin indagar –cómo los procesos de marginalización, 
explotación y exclusión seguían reproduciéndose–, que no nos dejó tiempo 
de profundizar, y por ello no logramos teorizar, desde la investigación, la 
relación entre estructura, experiencia y subjetividad. Pero sin duda, lo que 
logramos con Ricardo, y desde Ricardo, en los talleres y en el proceso de 
planificación, rompió esquemas como proceso de investigación, formación 
e incidencia: investigadoras novatas logramos, en forma colectiva e 
individual, visibilizar y valorizar la situación de la «mujer hondureña» 
desde lo objetivo y subjetivo, y desde las fuerzas que les afectan su fe, 
su accionar, sus vidas en su cotidianidad y en su superación. La tarea era 
dejar que nuestra misma experiencia de formación e incidencia en nuestras 
parroquias, diócesis o congregaciones, infundiera y fuera infundida por el 
mismo proceso de investigación, sistematización, análisis y reflexión. 

Escribiendo un ensayo breve para el Día de la Madre después de que 
terminamos el primer taller en mayo de 1995, Ricardo reflexionaba: 

En Honduras, venimos absorbiendo estos temas [género y sexo] al contacto de 
religiosas con quienes organizamos un taller de la mujer a nivel nacional, propiciado 

26

 Falla, 

Cuadros sueltos que prefiguran el siglo XXI, 445.