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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
Escuchar a las mujeres: lo primero, invitamos a todos a escuchar con
atención y valentía lo que nos dice la experiencia de la mujer. Muchas
mujeres creen que los varones simplemente no las escuchan. Escuchar es
insustituible. Es lo que más que otro factor podría cambiar las cosas. Sin
escuchar, cualquier iniciativa en este campo, por bien intencionada que
sea, corre el peligro de soslayar los intereses reales de la mujer, confirmar
la actitud condescendiente del varón y consolidar su dominio. Escuchar
con espíritu de participación e igualdad es la respuesta más práctica que
podemos dar y la base para nuestra común colaboración en la reforma de
estructuras injustas
19
.
Veinte años más tarde, una profesora norteamericana, Margo Heydt,
investigó las fuerzas atrás del poderoso decreto 14, identificando sus
autores jesuitas y las mujeres que lograron tener voz en el proceso
20
. Sin
embargo, no aparece en su investigación el empujón que lo dio Ricardo al
decreto, cuando sutilmente, pero con picardía, cuestionó lo que subyace
en la exclusión de la mujer de la Compañía de Jesús. En medio del debate
sobre si se debía proceder a la redacción de un decreto sobre la situación de
la mujer, Ricardo afirmó: «en los ojos de cada uno de los jesuitas aquí, se ve
una mariposa. Somos todos varones. Y esa mariposa es la mujer querida».
O sea, como lo interpreta Pedro Marchetti cuando relata esta historia,
que «la Compañía podía producir y aprobar el decreto 14, pero también
escondía el desafió de Ricardo que esa mujer no es solo su madre terrenal
ni la Virgen María». Ricardo, ya en 1995, argumentaba con perspicacia
19
Compañía de Jesús, «Decreto 14. Los jesuitas y la situacion de la mujer en la Iglesia y en la
sociedad», Decretos de la Congregación General 34 (Roma, 5 a 22 de marzo, 1995).
20
Margo J. Heydt, profesora feminista de trabajo social en la Universidad Xavier, en Cincinnati,
Ohio, reitera que, en términos de discurso, el texto representa un giro de 180 grados en las
prácticas católicas y jesuíticas de exclusión de la mujer e inicia una investigación con las siguientes
preguntas: «Quise saber: ¿quién escribe qué, cuándo, dónde y cómo el decreto 14 transitó por
la Congregación para llegar a ser formalmente asumido por la Compañía de Jesús? Desde mi
primera lectura, mis instintos me dijeron que algunas mujeres tenían que estar envueltas en el
documento desde algún lugar y de alguna manera, pero no pude imaginar cómo pudo ocurrir
jamás, mucho menos en 1995». Su investigación descubrió que, aunque Gerry O’Hanlon, S. J.,
de Dublin, había orquestado el esfuerzo, y Patrick Howell, S. J., en Seattle y Bill Uren, S. J., eran
coeditores, habían consultado a Cathy Molloy y a Edel O’Kennedy, de Irlanda, así como a la
hermana Helen Clarke, de Australia, y a otras mujeres a hacer críticas y dar insumos a unos
diez borradores del decreto 14; Margo J. Heydt, «Solving the Mystery of Decree 14: Jesuits and
the Situation of Women in the Church and Civil Society», Conversations on Jesuit Higher Education
(2015): 1-2, http://www.conversationsmagazine.org/web-features/2015/12/27/solving-the-
mystery-of-decree-14-jesuits-and-the-situation-of-women-in-church-and-civil-society
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J
ENNIFER
J. C
ASOLO
R
ICARDO
F
ALLA
,
UN
PRISMA
AL
TRÍPTICO
DE
SU
VIDA
:
HACIA
EL
CORAZÓN
DE
LAS
MUJERES
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
que precisaba el decreto, porque ya no podía seguir desagregando la
experiencia de las mujeres, bendiciendo su maternidad (sea terrenal o de
la Virgen María), ignorando las relaciones, excluyendo su participación
política, espiritual o intelectual por ser «tentadoras de pecado»
21
; tampoco
se podían seguir negando las imbricaciones que se tenían con las mujeres
que formaban a cada jesuita. No es sorpresivo que aún con sus silencios
frente al patriarcado, el decreto 14 sigue siendo la orientación más radical y
profética de la Compañía sobre cuestiones de género hasta la fecha.
El cuarto hilo, fuera de la experiencia de Ricardo en la Compañía,
constituye una influencia sobre cómo él planteó los Talleres sobre la
Mujer Hondureña con la Confereh, y define el debate en Honduras y en
otros países católicos durante la preparación, realización y seguimiento de
la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Los textos preparatorios
buscaban abrirse a las relaciones de poder entre hombres y mujeres,
al análisis de las estructuras de dominación de las mujeres como una
construcción social, no como proceso singular y uniforme, y la necesidad
de abordar desde la perspectiva de género que «la mujer no nace, se
hace»
22
. Ricardo, con su sensibilidad abierta, no podía obviar cómo la
Conferencia Episcopal en Honduras había influenciado al Gobierno para
que en las reuniones preparatorias que se llevaron a cabo en Nueva York, la
representante del Estado de Honduras, apoyada por otras representantes
de países católicos, propusiera poner la palabra género entre corchetes en
todo el texto. La propuesta visibilizaba las reacciones conservadoras de
sectores de la Iglesia católica ante el evento en Beijing
23
.
El grupo de trabajo conformado para preparar la Cuarta Conferencia
Mundial logró resolver el conflicto inmediato creando una definición
amplia de «perspectiva de género», pero el debate en Honduras había puesto
el dedo en la llaga. ¿Cómo avanzar en la Plataforma de Acción en pro de
los derechos de las mujeres que salió de Beijing cuando la jerarquía de la
21
Para lograr entender las influencias históricas de las posturas contradictorias de los jesuitas ante
las mujeres, ver Javier Burriez Sánchez, «La perecepción jesuítica de la mujer (siglos XV-XVII)»,
IH 25 (2005): 85-116, https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1160344.pdf
22
La preocupación fundamental de la Iglesia hondureña en este debate fue que el término
género o «que la mujer se hace, no nace» daba espacio a la idea de que había múltiples géneros
(homosexuales, lesbianas, transexuales).
23
Sally Baden y Anne Marie Goetz, «Who Needs [Sex] When You Can Have [Gender]? Conflicting
Discourses on Gender at Beijing» Feminist Review núm. 56, (1997): 3-25.