280

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

después se extendería a Cuarto Pueblo, Los Ángeles, Mayalán, cooperativas 
de Zunil y de Ixtahuacán Chiquito). 

Visitábamos a las comunidades, hacíamos giras por las comunidades con dibujos, 
con pláticas. Llegaba uno y se presentaba al comité de la comunidad, y teníamos 
pláticas con grupos de hombres, con grupo de mujeres, con los jóvenes y con los 
niños. Un día íbamos a trabajar al colectivo con la gente, las autoridades siempre 
se resistían, siempre trataban de buscar una excusa para que el padrecito no fuera a 
trabajar con ellos, sino que le daban alguna otra tarea, pero la idea era ir a trabajar 
un día al colectivo con ellos. Nosotros en ese tiempo no teníamos ni casa ni nada, 
nos quedábamos en las casas que habían construido para el acompañamiento 
internacional o en las casas con la gente. A veces en el suelo, a veces en una camita 
de tablas, a veces improvisado, lo que sea, pero era una dinámica de vida. Yo le he 
insistido a Ricardo que eran los tiempos de resurrección porque todo el sufrimiento 
inicial, todo lo que costó organizar las cosas, cuando uno llegaba a Ixcán uno 
veía que de esa situación de resistencia, de esa situación liminal, estaba surgiendo 
mucha vida. Y a los que nos acercábamos allí nos ofrecían la oportunidad como 
de pisar tierra sagrada; de ser uno más de la familia de ellos. Dormíamos con 
ellos, nos daban la comida ellos, nos mantenían, nos acompañaban ellos, porque 
evidentemente el acompañamiento de los catequistas se daba porque eran personas 
liberadas de la comunidad para el trabajo pastoral.

4

Los catequistas del ETP eran liberados por la comunidad para el 
trabajo pastoral, como una responsabilidad de servicio a la población. 
Coordinábamos nuestras actividades con las autoridades comunitarias, 
CPI y comités comunitarios. Teníamos catequesis de niños, reuniones 
de jóvenes, de adultos y también con las mujeres de las comunidades. 
Estábamos tres días en cada comunidad en la gira pastoral. El primer día 
era la llegada y la presentación a las autoridades; reunión con los niños 
en la tarde. Al día siguiente, planificábamos la participación en el trabajo 
colectivo y en la tarde reunión con los hombres. El tercer día en la mañana, 
estábamos con las mujeres y en la tarde con los jóvenes, para terminar 
con la misa comunitaria al final de la tarde. Teníamos temas bíblicos 
muy relacionados con la vida de las comunidades y recibíamos el calor 
y afecto de la gente. Además, en ese tiempo teníamos talleres y cursos 
en coordinación con Acción Cristiana Guatemalteca (ACG), que también 
recibía la herencia pastoral y ecuménica de la Iglesia Guatemalteca en el 
Exilio (IGE).

4

 Iznardo, entrevista por Ponciano, 15 de marzo de 2017.

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F

RANCISCO

 I

ZNARDO

, S. J.

L

EGADO

 

DEL

 

TRABAJO

 

PASTORAL

 

EN

 I

XCÁN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Era la continuidad de la pastoral de «acompañamiento bajo la montaña y 
en el refugio». Teníamos el cariño, la confianza y la cercanía que Ricardo 
(Marcos), Luis Gurriarán (Julio) y tantos otros se ganaron «bajo la montaña» 
y en el refugio. Después de los años difíciles (1982-1984), peligrosos y 
cuestionadores de la posibilidad de una pastoral de acompañamiento, 
comenzaron las giras pastorales y la creación del ETP (1987-1992), que 
nosotros recibiríamos como estructura pastoral consolidada que gozaba 
de la confianza y el cariño de las comunidades y de las dirigencias sociales. 
Nos coordinábamos con las autoridades comunitarias (CPI, comités 
de comunidad, directivas cooperativas…) y los representantes de las 
organizaciones (CCPP, Mamá Maquín –mujeres refugiadas y retornadas–, 
Organización de Mujeres en Resistencia –OMR–, ACG, etc.). Como he 
dicho, las comunidades y su gente, las organizaciones del pueblo nos 
cuidaban, nos alimentaban y nos mantenían: «era una persona mantenida, 
alimentada y cuidada por los pobres. Dependía para casi todo de ellos y 
ellas, y nunca me he sido tan humano, tan digno y tan feliz»

5

.

Estas dinámicas pastorales eran la continuidad del trabajo pastoral de 
Ricardo en los últimos años de presencia en las CPR (1987-1992). Con esta 
«estructura» pastoral se constituyó la parroquia Candelaria de los Mártires en 
1994. Seguíamos dejándonos llevar por los procesos de reasentamiento de la 
población retornada y en resistencia. Nos alimentaban, nos cuidaban y nos 
daban vida. La parroquia no tenía todavía capillas formales. Muchas veces 
celebrábamos en «galeras» donde se había recibido a los retornados y en «los 
centros sociales» (otra galera) de los asentamientos de las CPR, que servían 
de capilla, de dormitorio comunitario y de lugar de reuniones comunitarias 
y pastorales. A diferencia de los primeros tiempos del acompañamiento 
pastoral en la montaña (1982-1984), llevábamos una vida llena de entusiasmo 
y el peligro del ejército era mínimo. Los pueblos crucificados de Ixcán, en 
resistencia y en el refugio, salían a la luz para darnos vida a los que habíamos 
acudido a dar continuidad a la Pastoral de Acompañamiento que Ricardo 
nos relata en sus escritos. Además, comenzamos a realizar el trabajo del 
Remhi (Proyecto Interdiocesano de la Iglesia Católica de Guatemala), que 
en la parroquia Candelaria de los Mártires sirvió para corroborar (aunque 
con menos rigor) las investigaciones de Ricardo sobre la «colonización» por 

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 Iznardo, entrevista por Ponciano, 15 de marzo de 2017.