262

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Legacy of Pastoral Work at Ixcán 

Abstract

This contribution is based on an interview conducted on March 15, 2017, by Karen 
Ponciano at the Proyecto Educativo Laboral Puente Belice «Padre Manolo Maquieira». 
In this account, I re-elaborate the information included in the interview’s original 
transcript, yet leaves, in some cases, his verbal interventions using italics to reinforce the 
article’s arguments. The interview sheds light on key aspects of the pastoral work that 
Ricardo Falla and his team began with the «Ministry of Mutual Accompaniment» 
in the Communities of Population in Resistance (CPR). I reflect on the legacy of this 
particular pastoral, explaining how the work continued after Ricardo left the CPR in 
December 1992 (the pastoral work would later resume with the arrival of Ismael Moreno  
– Melo–, S. J., in September 1993, and me, in February 1994). I rekindle the experience 
of pastoral accompaniment and the process of anthropological research, as well as other 
technical support given to the communities. He argues that these three aspects served not 
only to show solidarity with the community’s development, but also to make visible the 
situation in Ixcán regarding the CPR, internal displacements, and refugees. 

Keywords: cooperatives, Communities of Population in Resistance, Ixcán, Ministry of 
Mutual Accompaniment, return. 

¿Qué recibimos?

De la «Pastoral de Acompañamiento» de los años ochenta y noventa 
recibimos una cosecha que nos hizo experimentar cercanía, confianza, 
cariño y «resurrección», tanto de la población como de los que acompañamos 
pastoral y socialmente estos procesos vitales, liminales e intensos.

Ricardo salió del área de las Comunidades de Población en Resistencia 
(CPR) en diciembre de 1992. Era su salida anual, pero esta vez no regresaría. 
El Ejército había descubierto «un buzón» con materiales de investigación y 
con cuadernos de registros de sacramentos del «padre Marcos» (seudónimo 
de Ricardo Falla utilizado en las CPR, con relación al evangelista Marcos). 
El obispo le dijo que era peligroso que regresara, no por él, que se sentía 
seguro y protegido por la gente en las CPR, sino por las represalias que 
podían tomar con otros agentes de pastoral.

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F

RANCISCO

 I

ZNARDO

, S. J.

L

EGADO

 

DEL

 

TRABAJO

 

PASTORAL

 

EN

 I

XCÁN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Ricardo le reclamó: «¿Cómo se va a ir el pastor huyendo cuando las ovejas 
son perseguidas? ¡No puedo abandonar ahora las CPR!».

Monseñor Julio Cabrera le respondió: «¡No te preocupes, Ricardo, el pastor 
soy yo! No dejaré abandonado al rebaño que se me ha encomendado».

¿Cómo y cuándo llegó Paco Iznardo a Ixcán?

Llegué a Ixcán procedente de San Salvador, donde estaba estudiando la 
maestría en Teología, que es la última etapa de formación académica de los 
jesuitas antes de que sean sacerdotes. Yo había llegado a Centroamérica en 
1988 a la parroquia de Tocoa, Colón, en Honduras. En ese tiempo estaba 
Ricardo en El Progreso, Yoro, en su tiempo de salida temporal de las CPR 
de Ixcán. Escuché que estaba acompañando a los refugiados, pero su 
situación era confidencial, aunque asumida por la Compañía y la diócesis 
de Quiché. Al terminar mi etapa de estudios, a finales de 1993, solicité ir 
a Ixcán para acompañar a las CPR. En ese tiempo estaba Melo, que había 
sustituido a Ricardo por un año. Y Ricardo estaba en Tocoa sustituyendo 
a Melo. Llegué a Ixcán en febrero de 1994 en el contexto de «la salida 
al claro», las comunidades «bajo la montaña» pasaron a concentrarse en 
asentamientos temporales. Fue el 2 de febrero de 1994.

Contexto nacional

En el ámbito nacional se celebraba la llegada de Ramiro de León a la 
Presidencia, después del intento de golpe de Estado, a lo Fujimori, de 
Serrano Elías (1993). Era un momento interesante para las CPR de Ixcán, 
porque en el tiempo en el que había asumido como procurador de los 
Derechos Humanos, Ramiro de León había prometido su reconocimiento 
como población civil. Además, se firmaron los acuerdos entre el Gobierno 
y las Comisiones Permanentes (CCPP) de los refugiados para el retorno 
libre, organizado y masivo (octubre de 1992). En el país, se estaba en el 
proceso de depuración del Congreso de la República, y el proceso de 
paz iba avanzando, por primera vez, hacia algo definitivo, con acuerdos 
sustanciales. Se tenía la sensación de que una nueva etapa democrática podía 
estar comenzando en Guatemala, con respeto a las diferencias, tolerancia y 
reconocimiento de la nación pluricultural y multilingüe.