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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
Legacy of Pastoral Work at Ixcán
Abstract
This contribution is based on an interview conducted on March 15, 2017, by Karen
Ponciano at the Proyecto Educativo Laboral Puente Belice «Padre Manolo Maquieira».
In this account, I re-elaborate the information included in the interview’s original
transcript, yet leaves, in some cases, his verbal interventions using italics to reinforce the
article’s arguments. The interview sheds light on key aspects of the pastoral work that
Ricardo Falla and his team began with the «Ministry of Mutual Accompaniment»
in the Communities of Population in Resistance (CPR). I reflect on the legacy of this
particular pastoral, explaining how the work continued after Ricardo left the CPR in
December 1992 (the pastoral work would later resume with the arrival of Ismael Moreno
– Melo–, S. J., in September 1993, and me, in February 1994). I rekindle the experience
of pastoral accompaniment and the process of anthropological research, as well as other
technical support given to the communities. He argues that these three aspects served not
only to show solidarity with the community’s development, but also to make visible the
situation in Ixcán regarding the CPR, internal displacements, and refugees.
Keywords: cooperatives, Communities of Population in Resistance, Ixcán, Ministry of
Mutual Accompaniment, return.
¿Qué recibimos?
De la «Pastoral de Acompañamiento» de los años ochenta y noventa
recibimos una cosecha que nos hizo experimentar cercanía, confianza,
cariño y «resurrección», tanto de la población como de los que acompañamos
pastoral y socialmente estos procesos vitales, liminales e intensos.
Ricardo salió del área de las Comunidades de Población en Resistencia
(CPR) en diciembre de 1992. Era su salida anual, pero esta vez no regresaría.
El Ejército había descubierto «un buzón» con materiales de investigación y
con cuadernos de registros de sacramentos del «padre Marcos» (seudónimo
de Ricardo Falla utilizado en las CPR, con relación al evangelista Marcos).
El obispo le dijo que era peligroso que regresara, no por él, que se sentía
seguro y protegido por la gente en las CPR, sino por las represalias que
podían tomar con otros agentes de pastoral.
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F
RANCISCO
I
ZNARDO
, S. J.
L
EGADO
DEL
TRABAJO
PASTORAL
EN
I
XCÁN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
Ricardo le reclamó: «¿Cómo se va a ir el pastor huyendo cuando las ovejas
son perseguidas? ¡No puedo abandonar ahora las CPR!».
Monseñor Julio Cabrera le respondió: «¡No te preocupes, Ricardo, el pastor
soy yo! No dejaré abandonado al rebaño que se me ha encomendado».
¿Cómo y cuándo llegó Paco Iznardo a Ixcán?
Llegué a Ixcán procedente de San Salvador, donde estaba estudiando la
maestría en Teología, que es la última etapa de formación académica de los
jesuitas antes de que sean sacerdotes. Yo había llegado a Centroamérica en
1988 a la parroquia de Tocoa, Colón, en Honduras. En ese tiempo estaba
Ricardo en El Progreso, Yoro, en su tiempo de salida temporal de las CPR
de Ixcán. Escuché que estaba acompañando a los refugiados, pero su
situación era confidencial, aunque asumida por la Compañía y la diócesis
de Quiché. Al terminar mi etapa de estudios, a finales de 1993, solicité ir
a Ixcán para acompañar a las CPR. En ese tiempo estaba Melo, que había
sustituido a Ricardo por un año. Y Ricardo estaba en Tocoa sustituyendo
a Melo. Llegué a Ixcán en febrero de 1994 en el contexto de «la salida
al claro», las comunidades «bajo la montaña» pasaron a concentrarse en
asentamientos temporales. Fue el 2 de febrero de 1994.
Contexto nacional
En el ámbito nacional se celebraba la llegada de Ramiro de León a la
Presidencia, después del intento de golpe de Estado, a lo Fujimori, de
Serrano Elías (1993). Era un momento interesante para las CPR de Ixcán,
porque en el tiempo en el que había asumido como procurador de los
Derechos Humanos, Ramiro de León había prometido su reconocimiento
como población civil. Además, se firmaron los acuerdos entre el Gobierno
y las Comisiones Permanentes (CCPP) de los refugiados para el retorno
libre, organizado y masivo (octubre de 1992). En el país, se estaba en el
proceso de depuración del Congreso de la República, y el proceso de
paz iba avanzando, por primera vez, hacia algo definitivo, con acuerdos
sustanciales. Se tenía la sensación de que una nueva etapa democrática podía
estar comenzando en Guatemala, con respeto a las diferencias, tolerancia y
reconocimiento de la nación pluricultural y multilingüe.