258

U

NIVERSIDAD

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AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Myrna se inquietaba constantemente por la duda de cómo devolverle algo 
a la gente

15

. Pero recuerdo claramente, cuando Falla nos aconsejó que la 

devolución no debía ser tan directa, que no necesariamente iba a haber un 
beneficio directo para las comunidades donde habíamos trabajado; pero sí, 
que el trabajo de campo podía llevar a un beneficio social más amplio, más 
allá de lo académico. De allí venía la labor que hacía Myrna, al comunicarse 
con la Iglesia católica, con varias onegés y con el cuerpo diplomático, para 
animar a esos sectores a involucrarse más directamente en la problemática 
de los desplazados. Así, el trabajo antropológico que Myrna hacía, inspirado 
en gran parte por el ejemplo de Ricardo Falla, impulsó un apoyo global 
para las poblaciones desarraigadas por la guerra. 

Además, a través de este compromiso de socializar los resultados de su 
etnografía, Myrna rearticulaba la relación entre el campo y la ciudad. 
Recuerdo que en una de las últimas pláticas que tuve con Myrna en 1990, 
ella me relató que había conversado con monseñor Gerardi, acerca del 
inicio de un estudio «sobre las masacres», germen de lo que luego sería el 
proyecto de la Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi).

Creo, entonces, que se puede trazar un hilo, o un puente, entre la 
antropología comprometida en Guatemala, que une el trabajo destacado 
de Ricardo Falla (y otros, como Joaquín Noval), los valientes esfuerzos de 
Myrna Mack a finales de los ochenta, y la labor en materia de derechos 
humanos y memoria histórica a partir de los años noventa. 

«(...) algo que te empuja, que no te deja descansar»

16

Los anteriores son ensayos interrelacionados que describen diferentes 
momentos de encuentro con las enseñanzas de Ricardo Falla. Yo recuerdo 
otro momento: cuando compartí mi tesis de doctorado con Ricardo Falla y 
él, en broma, me llamó una «antropóloga posmodernista». Eso me recordó 
una de las últimas conversaciones que tuve con Myrna, sobre si valía la 
pena la formación teórica (ella siempre argumentaba que sí). Nunca tuve la 

15

 Véase, por ejemplo, Avancso, ed., «Epílogo: De las cartas de Myrna Mack», en ¿Dónde está el 

futuro? Procesos de reintegración en comunidades de retornados (Guatemala: Avancso, 1992), 

257-262. 

16

 Escrito port Diane Nelson.

259

D

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ELSON

, B

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, P

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, S. J., 

Y

 

LA

 

ANTROPOLOGÍA

 

EN

 

TIEMPOS

 

DE

 

GUERRA

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

valentía de decirle a Ricardo que él también tiene etiqueta: ¡es antropólogo 
jesuita! (¡o jesuita primero!, como capta Beatriz).

Lo cierto es que la antropología ha cambiado mucho en las últimas décadas, 
tanto en mi país, como en Guatemala. Ahora no se habla únicamente del 
marxismo, sino del posestructuralismo, la biopolítica, el psicoanálisis y 
el «giro ontológico»..., en fin. Se cuestiona la supuesta (y nunca lograda) 
«objetividad» del investigador. En Guatemala, el lenguaje del «campesinado» 
ha dado lugar a un abanico de identidades y reivindicaciones. Mientras 
tanto, continúa el despojo, como forma de acumulación, a la vez que se 
multiplican las violencias.

También se dan posibilidades y horizontes que, quizás, hubiesen parecido 
imposibles, en el momento en que Beatriz arribó a Guatemala, o Ricardo 
escribió Quiché rebelde. En un juicio, en julio de 2016, por ejemplo, los 
activistas Chuj Q’anjobal, criminalizados por su defensa de la tierra y el agua, 
fueron puestos en libertad por la jueza Yassmín Barrios y reconocidos por 
su papel como autoridades ancestrales. Y Gladys Tzul, una mujer maya-
K’iche’, con un doctorado en antropología, fue perito en el caso, mientras 
que el equipo de la defensa incluyó a un abogado maya, procedente de una 
de las comunidades de refugiados retornados de Ixcán. 

¿Cómo situar la labor de Ricardo Falla en todo este contexto de cambios /no 
cambios? Tal vez volviendo al mismo lenguaje que él utiliza para describirse 
como antropólogo «de fe»:

Estoy hablando de la fe como una fuerza, no necesariamente como una convicción 
religiosa (...) los ideales que tengan una base material, que te lleven a asumir riesgos, 
a sacrificar tu vida. Tal vez no te maten por esos ideales, pero estás entregando tu 
vida, tu ser interior. Es algo que te empuja, que no te deja descansar

17

.

Con esto, tal vez nosotras encontramos un hilo para unirnos al trabajo 
de Ricardo Falla, al esfuerzo de Myrna Mack y al empeño de tantos 
guatemaltecos, para que la investigación social comprometida, nos lleve 
hacia un mundo más justo.

17

 Beatriz Manz, «Reflections on an Antropología Comprometida: Conversations with Ricardo 

Falla», 268-269. La entrevista se publicó en inglés; la traducción de la cita al español fue hecha 

por las autoras.