212

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Las diversas reacciones a esas fragmentaciones y pérdidas de terrenos, 
muestran que no hay ninguna direccionalidad predeterminada: ese aparente 
cul-de-sac (callejón sin salida) fue trasmutado en un abanico de opciones, 
que abrió cauce a las decisiones individuales y a la contingencia. Principales 
opciones: conformarse con la subsistencia a que condena la fragmentación 
del minifundio heredado; dedicarse a actividades no agrícolas, como el 
comercio o la confección de pantalones y la «panificación», oficios muy 
recurridos en aldeas del altiplano; migrar hacia la costa para someterse 
al sistema de peonaje, como hicieron muchos, incluyendo algunos 
pobladores de Ixcán en una etapa previa; o migrar desde el altiplano hacia 
la frontera agrícola para hacerse con una parcela que materializara el sueño 
de independencia y acumulación originaria. Si los más «aventados» fueron 
quienes tomaron este último camino, es un tema que queda en suspenso. 
Pero es claro, que algunos de ellos ya habían incursionado en la infrapolítica 
con sus acciones de sabotaje en las haciendas, «como meter piedras en los 
costales de algodón para contrapesar el falseo de la balanza»; pues sabían 
y padecían que «las pesas de las algodoneras estaban preajustadas»

22

Practicaban así, una ética retributiva que pagaba, con una práctica oculta 
del subalterno, a la práctica también oculta del dominante.

En ese grupo, no había una aceptación pasiva de las trampas de hacendados 
y contratistas

23

. Esos embustes de los dominantes fueron respondidos, 

con lo que Scott denomina forma práctica de resistencia, hallazgo que a 
Scott le permite hablar de tecnología de resistencia, en un sentido análogo 
a las tecnologías de la dominación de Foucault

24

. La huida en masa de 

la hacienda fue otra práctica de resistencia. Tuvo la fuerza de la invasión 
silenciosa de los no-movimientos, que Asef Bayat define como conjuntos 
de población no organizada que realiza una multitud de acciones colectivas 
no concertadas, capaces de producir un cambio

25

. Fue una acción colectiva 

y no concertada de rechazo. Su cometido era castigar al contratista que les 
mintió sobre las condiciones laborales –salario, comida, costos–, pues los 

22

 Falla, 

Ixcán: el campesino indígena se levanta, 31-32.

23

 Es posible que los hacendados fueran ajenos a estos manejos, lo cual solo haría más oprobioso 

ese sistema, pues en tal caso ocurría que los dominantes/dominados, que son los capataces, 

optaban por robar a los peones lo que no podían birlar al patrón.

24

 Scott, 

Domination and the arts of resistance, 20.

25

 Asef Bayat, Life as Politics. How Ordinary People Change the Middle East (Amsterdam: Amsterdam 

University Press, 2010), 14.

213

J

OSÉ

 L

UIS

 R

OCHA

L

A

 

POLÍTICA

 

DE

 

LA

 

GENTE

 

SIN

 

POLÍTICA

 

EN

 I

XCÁN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

peones dados a la fuga, confiscaban el anticipo que el contratista les había 
entregado y malograban los cálculos de mano de obra de la empresa. En 
este caso, se enfrentó esa práctica oculta contra el discurso y las prácticas 
abiertas de los dominantes.

Una rebeldía mayor ante el sistema dominante fue la migración, ejemplo 
clásico de la invasión silenciosa de los no-movimientos. Votaron con los 
pies contra ese sistema. Quienes se fueron a Ixcán, hicieron su historia, sin 
duda, bajo las circunstancias que encontraron, pero que no habían sido 
enteramente dadas y transmitidas por el pasado

26

. La conciencia de que 

habían «dejado atrás» a los que no podían o querían migrar –«no dejaba 
de sentir a la vez un dolor muy vivo porque los de su pueblo en tierra fría 
seguían bajo el yugo del trabajo en las algodoneras»

27

–, refleja la conciencia 

de que se estaban escapando a la dominación del modelo agroexportador 
–«la migración al Ixcán era un intento de escape a dicho modelo»–

28

.

Los cooperativistas se reinsertaron en la exportación –con el cardamomo 
y el café–, pero esta vez, como propietarios de los medios de producción, 
en condiciones que les permitían obtener sensibles mejoras en su nivel 
de vida. Supiéranlo o no, estaban haciendo algo por los que se quedaron: 
habían activado un efecto demostración, que salía de su control y 
del de las autoridades religiosas y gubernamentales de Ixcán: «Ya no 
fueron cuidadosamente seleccionados los futuros colonizadores por los 
misioneros de las parroquias de Huehuetenango y por el grupo mismo de 
colonizadores reunido en curso previo, sino que se abrió masivamente la 
puerta a los que llegaran»

29

. Emergió una multitud de actos individuales, 

no coordinados, y fuera de los canales institucionales. Estamos ante otra 
expresión de la fractura de la autoridad patriarcal.

En Ixcán se dieron condiciones para que ese punto de inflexión cuajara 
en ruptura, con el núcleo de un modelo de dominación, porque ahí, esa 

26

 «Men make their own history, but they do not make it just as they please; they do not make it under circumstances 

chosen by themselves, but under circumstances directly encountered, given and transmitted from the past»; Karl 

Marx, «The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte», en Karl Marx y Friedrich Engels, 

Collected Works, vol. 11, 1851-1853 (Londres: Lawrence & Wishart, 1979), 103.

27

 Falla, 

Ixcán: el campesino indígena se levanta, 29.

28

 ibid., 28.

29

 ibid., 27.