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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
La primera experiencia que estaba en el origen de todas las otras era la de la pérdida
de las tierras en el municipio de nacimiento. Dicha pérdida se debía a muchos
factores, como el simple aumento de la población y la consiguiente partición de
la herencia, hasta que el campesino con muchos hermanos se quedaba con un
terreno que no le alcanzaba para sostener a su familia
16
.
La disponibilidad de tierra también se redujo con el avance del latifundio
mediante los embargos de prestamistas usureros y las invasiones de
grandes hacendados, cuya geofagia se cebó con terrenos comunales, ante
el beneplácito de corruptas burocracias municipales. Pero aquí importa,
ante todo, la escasez de tierras, dada la inherente fragmentación de la
tradición hereditaria, pues ese factor fue un detonante que tuvo fuerza
compulsiva e impulsiva.
No cabe duda de que, como observa Falla, «sin la amarga experiencia de
explotación y discriminación de los campesinos que inmigraron al Ixcán,
no se comprende el potencial revolucionario que luego demostraron»
17
.
Igualmente, no se comprende sin las acciones de resistencia cotidiana
y oculta, sin esas trapacerías, cuya práctica expresaba un discurso
contestatario, subterráneo. Pero sobre todo, no se comprende sin la
crisis del patriarcado, que permite tomar distancia de la casa paterna y
erosiona la autoridad que está en el centro del sistema. Los cimientos
de las condiciones del desafío a la autoridad, ya habían sido instalados. Si
volvemos la vista al que llamé momento primigenio –el de la fragmentación
del minifundio–, veremos que una de sus implicaciones fue erosionar la
autoridad paterna: el padre, que ya no tiene tierra para heredar, ha perdido
los hilos de la obediencia filial y, de manera concomitante, las riendas de
los poderes comunitarios:
Para disentir del padre, al hijo le hace falta tener más poder del que
tradicionalmente tenía. Como el poder implica una relación, el hijo tendrá
más poder respecto al padre, si el padre pierde la base del poder. La base
tradicional del poder del padre ha sido la tierra. (…) Entre estos últimos
hay quienes sólo tienen 2, 3 ó 5 cuerdas. Estos están en posición débil
respecto a sus hijos, más aún, si los hijos buscan otras fuentes de ingreso,
como el comercio. En el momento del conflicto, por ejemplo, sobre la
16
ibid., 30.
17
ibid., 27.
211
J
OSÉ
L
UIS
R
OCHA
L
A
POLÍTICA
DE
LA
GENTE
SIN
POLÍTICA
EN
I
XCÁN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
elección de la novia o en cuestiones de creencias, no tienen base para
imponer su autoridad
18
.
Ahí empezó un resquebrajamiento del modelo patriarcal, analizado en
Quiché rebelde, otro texto de Falla, donde se ocupa de la crisis patriarcal
que arrancó en el occidente indígena, a mediados de los años treinta, y se
extendió a Quiché hacia 1945. Esto dio lugar a la creación de la Acción
Católica, plataforma organizacional e ideológica que sirvió a las nuevas
generaciones de convertidos a un catolicismo militante, para constituir
un liderazgo en competencia con sus padres, los de «la costumbre». Se
dividieron los municipios entre vecinos y parientes, y entre padres e hijos
19
.
La imposibilidad de heredar socavó el poder patriarcal y su eje terrenal:
El convertido, en vez de mirar hacia la tierra en su oración al Santo Mundo, como
suele hacerlo el costumbrista, que quema copal en los cerros, levanta los ojos hacia
arriba al Dios del cielo. El centro de su poder no experimentable, como el del
experimentable, no está para él dentro de la comunidad, sino fuera
20
.
Esa invasión silenciosa del movimiento migratorio, fue acompañada por
un cambio en la cosmovisión popular. Algunos –fuera del catolicismo– ya
habían dado ese paso, pues habían roto con patrones inculcados, desde
que la cruz del misionero se abrió paso con la espada del conquistador.
Los protestantes –venidos de fuera y proletarizados por la falta de tierra–
fueron los pioneros de la migración y de una nueva inserción en la sociedad
guatemalteca y en sus comunidades. Salieron de sus pueblos, desde 1944-55,
y se conectaron más con el mundo exterior: «sin que su identidad indígena
necesariamente se diluya, su visión del mundo y de la política se ladiniza»
21
.
La pérdida de terreno –y autoridad patriarcal– colocó a la nueva generación,
en la misma situación en el mundo laboral que ya tenían los protestantes.
18
Ricardo Falla, Quiché rebelde. Estudio de un movimiento de conversión religiosa, rebelde a las creencias
tradicionales, en San Antonio Ilotenango, Quiché (1948-1970) (Guatemala: Editorial Universitaria-
Universidad San Carlos de Guatemala, 1995), 216-217. En la Francia convulsionada por la
Revolución, los políticos sabían que la herencia era un dispositivo de la médula del poder.
Por eso, mientras los diputados más conservadores «sought to preserve the rights of fathers
to control the distribution of family property, others attacked it as a “vicious social system”
threatening both morality and the principle of equality underpinning the new social order»;
Peter McPhee, Robespierre: A revolutionary life (Londres: Yale University Press, 2010), 88.
19
Falla,
Quiché rebelde, 25 y 27.
20
ibid., 187.
21
ibid., 43.