Cuatro meses más tarde, estos excombatientes sandinistas recibían armas
de los líderes políticos de la contrarrevolución. Fue asesinado el primer
brigadista de la CNA y la banda de Dimas había tomado las ciudades de Yalí
y Quilalí en el primer aniversario de la Revolución.
Falla termina su análisis con ocho recomendaciones que encierran un
reajuste profundo en las políticas agrarias y la estrategia sandinista en el
campo. Resumo, pues la cita completa sería demasiado larga. En términos
de reforma agraria, Ricardo recomienda abandonar la opción de fincas
estatales implementada solo contra exsomocistas, «repartiendo tierra a los
trabajadores permanentes de las fincas estatales», y «confiscar las propiedades
de aquellos agricultores grandes y medianos a quienes se comprueban
acciones contrarrevolucionarias». En cuanto a las políticas comerciales rurales
bajo el control estatal sobre el comercio detallista, sugiere: «perfeccionar el
funcionamiento de los pocos centros de abastecimiento rural existentes y
luego multiplicarlos atendiendo a la demanda del proletariado».
Recomienda además: «la cooperativización de los beneficios [de café] y
asistencia técnica» controlada exclusivamente por el Estado para «romper
las cadenas de procesamiento que unen al cafetalero de todos los tamaños
con atención a los estratos más bajos». En cuanto a los servicios sociales
de energía eléctrica, agua potable, escuelas y centros de salud propone
romper el clientelismo político con una «distribución equitativa entre
zonas cuando se pretende hacer presente a la revolución». A nivel del
tejido social del movimiento sandinista recomienda que «para evitar
la desintegración de ex combatientes del proceso revolucionario y la
frustración acerca del mismo (…) habría que montar (…) un sistema
que proveyera a esos jóvenes de empleo o de facilidades de estudio o
de responsabilidades en organizaciones de masas (…) y encontrarles su
puesto en el futuro para que sean alguien de nuevo (…)». Además sugiere
más presencia de los «representantes más eminentes de la revolución» y
de los responsables departamentales en las bases.
Finalmente, recomienda que en el terreno religioso, «donde por la propaganda
de radio y los rumores se ha magnificado el peligro del comunismo,
conviene entablar pláticas a diversos niveles y en forma ordenada (…) se
144
U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
puede coordinar una acción de formación, como la que se lleva a cabo en
Yalí sobre cristianismo y compromiso político»
18
.
Ricardo fue el primer investigador que nos alertó en noviembre de 1980
de «un ejército incipiente». Su capacidad de anticipar los acontecimientos
nacionales siempre ha sido enorme, pero particularmente en este caso
sobre los «errores institucionales» en la estrategia de los líderes sandinistas
de coproducir la contrarrevolución con los exguardias somocistas. Nadie,
ni yo, le puso atención en 1980. Para mí, la prioridad era avanzar en la
reforma agraria, aunque tardíamente. En marzo de 1983, su incidencia
indagadora caló finalmente en mí, cuando tuve que estudiar el caso de
los campesinos que rechazaron las tierras de la reforma agraria. En ese
año ya no eran bandas contrarrevolucionarias que enfrentaban al FSLN,
sino una guerrilla campesina contrarrevolucionaria. Aquí queda patente
cómo Ricardo incidió para que yo empezara una larga trayectoria de
investigación en 1984.
Animado por Juan Hernández Pico, decidí vivir y acompañar a la
población en una zona bajo control de la «Contra». En esos momentos,
la «Contra» era un ejército de más de cuatro mil hombres armados
con armas automáticas y en extensos territorios liberados. Estos
descubrimientos de Ricardo sobre el carácter antiestatal del campesinado
dieron origen a mi investigación «Dos pasos atrás y dos y medio adelante».
Publicada a finales de 1984, logró colocarse en las mochilas de los 600
comandantes de guerra sandinista. La investigación tenía mucha más
crítica respecto a las acciones represivas del Ejército sandinista contra
el campesinado y analizaba cómo la expansión de la guerrilla campesina
se basaba –a diferencia del análisis de Falla cuatro años antes–, en
los intereses de sus comandantes (pequeños finqueros y campesinos
ricos) para defender su tierra, y en los intereses de las filas guerrillas de
campesinos pobres, para volver a sembrar y comer. Claro, estaba el dinero
de Estados Unidos y de las fuerzas burguesas contrarrevolucionarias,
pero la conducción ya era campesina. Si el liderazgo sandinista hubiese
prestado atención al estudio de Falla, es posible que la contrarrevolución
no se habría constituido en la fuerza militar que arrebató las elecciones
18
ibid., 74-78.
145
P
EDRO
E
MILIO
M
ARCHETTI
R
ICARDO
F
ALLA
, S. J.
EL
DETALLE
DEL
TRÍPTICO
DE
SU
VIDA
:
INVESTIGACIÓN
,
FORMACIÓN
E
INCIDENCIA
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.