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U
NIVERSIDAD
R
AFAEL
L
ANDÍVAR
V
ICERRECTORÍA
DE
I
NVESTIGACIÓN
Y
P
ROYECCIÓN
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
Esta parte del trabajo de la Comunidad de la Zona 5 era una expresión más
de la ruptura que llevaba consigo la opción de la praxis cristiana en la más
pura línea de la Teología de la Liberación, donde la religión:
No es un opio sino –como argumentaba el P. Ignacio Ellacuría S. J.– un motor o
principio de liberación, pero una liberación envolvente, global, donde el corazón
o la individualidad no puede liberarse cuando la totalidad personal está sometida a
estructuras y realidades colectivas que lo invaden todo
15
.
El grupo estaba dispuesto y comenzaba a releer la historia desde el pobre,
desde los condenados de la tierra, conscientes de que el cristianismo, tal
como había sido vivido históricamente, había estado mayoritariamente
y estaba todavía estrechamente ligado a una cultura: la dominante. Se
trataba de:
Recuperar la memoria de los Cristos azotados de América, como llamaba Bartolomé
de Las Casas a los indios del continente americano. Releer la historia quiere decir
rehacer la historia. Hacerla desde abajo, será por tanto una historia subversiva
16
.
Todavía no estaban armados los taburetes y ordenadas las carpetas en la
Comunidad de la Zona 5, cuando la investigación social tocó violentamente
a las puertas de este grupo.
La Comunidad de Xalapán, en las montañas de Jalapa, llamó a las puertas
nada más abiertas, o mejor dicho Ricardo Falla y los coordinadores del
Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) supieron escuchar la
llamada de aquella comunidad de Santa María de Xalapán (Jalapa) y nos llevó
a su frontera donde había habido un enfrentamiento entre «comuneros»
y terratenientes en Sansirisay, en el departamento de El Progreso y,
posteriormente, la represión del Ejército hacia los mismos, asesinando a
más de 12 comuneros. Una incursión inicial y limitada por la emergencia
generada y por la rapidez con que hubo que crear las condiciones mínimas
para hacerse presentes en el campo, tanto en la montaña de Xalapán como
del lado de Sansirisay. En ese momento, fue la primera vez que vi a Ricardo
15
Juan José Tamayo-Acosta, Para comprender la teología de liberación (Navarra: Editorial Verbo
Divino, 1988), 14-16; citando a Ignacio Ellacuría, en José Luis Albizú, María Pilar Hoyos, Lukax
Dorronsoro y Nagore Dorronsoro, Fernando Hoyos, un gallego veraneante en Deba: Jesuita, teólogo de la
liberación y comandante guerrillero (Euskadi: Deba-Itziar Solidarioa, 2016).
16
ibid.
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E
NRIQUE
C
ORRAL
A
LONSO
I
NVESTIGACIÓN
Y
COMPROMISO
SOCIAL
A
FONDO
Entrega especial Ricardo Falla, S. J.
Falla ejercer su misión de antropólogo, rompiendo obstáculos para llegar
directamente a aquellos mayordomos de la comunidad, lo mismo que a
las redes de los centros urbanos de El Progreso y de Jalapa. Esa actividad
acabó pasada la noche, en una sala enorme de la casa de don Clemente
Marroquín Rojas en Jalapa, con un pocillo de chocolate y la opinión recia de
los mayordomos que registró con toda rigurosidad en medio del cansancio.
El resultado fue una exposición, escrita a mano, presentada en la Asociación
de Periodistas de Guatemala (APG) por Ricardo Falla en un salón repleto de
periodistas, profesores, estudiantes y sindicalistas para ver los resultados de la
primera investigación de los de la zona 5, nada muy planificado
17
. La fuerza
de la investigación oportuna, bien dirigida y desapasionada, nos presentaba
en el medio amplio por primera vez. Dentro de la rapiña y depredación
del trabajo intelectual que el régimen llevó a finales de la década de 1970 y
comienzo de la de 1980, no ha quedado registro de ese trabajo.
De esta corta experiencia quedó un tema que fue permanentemente una
línea de trabajo más o menos estructurado: el tema agrario de Guatemala
y los problemas conexos. Tema de investigación, estudio, educación,
difusión y reivindicación popular bajo la pregunta de la Sagrada Familia
¿de quién es la tierra?, interrogante que estaría siempre presente, pero que
comenzaba a tener un interlocutor a quien pocas veces se le había lanzado
esa pregunta y menos aún se había escuchado su respuesta. En Guatemala,
no se puede entender la investigación y el compromiso social sin estar
permanentemente chocando con el tema agrario en sus distintas facetas.
Así fueron surgiendo una y otra investigación de diferentes densidades
y diversos objetivos, en la costa sur y en otras partes de país, como un
contínuum sobre el salario mínimo, sobre los trabajadores temporales, el
censo sobre los efectos del terremoto en San Martín Jilotepeque, entre
otros. La investigación llevaba preguntas sencillas que con frecuencia no se
hacían las organizaciones de izquierda y que fácilmente conjeturaban tener
los conocimientos inapelables desde la visión y compromiso de la lucha de
clase. Ahí la antropología, la sociología, las ciencias políticas y la pedagogía,
17
Carlos Humberto Morales Cruz, «Estudio sobre la Comunidad Agraria de Santa María Xalapán
(Jalapa)», (tesis para optar al título de Ingeniero Agrónomo, Universidad de San Carlos de
Guatemala, 1979), 11-13.