96

U

NIVERSIDAD

 R

AFAEL

 L

ANDÍVAR

V

ICERRECTORÍA

 

DE

 I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 P

ROYECCIÓN

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

su deseo de que la misma se convirtiera en una ceiba que cobijara a mucha 
gente. Buena intuición y corazonada tuvo don José Falla

3

Acerca de esta experiencia hay diferentes menciones y referencias, pero 
sobre todo hay un trabajo casi exhaustivo al que se recurre con frecuencia 
en estas líneas, que fue escrito por Hernández Pico para incluirlo en su 
libro: Luchar por la justicia al viento del espíritu. Autobiografía y esbozo de historia 
de mi generación
. En el capítulo «El Centro de Investigación y Acción Social 
(CIAS) y la incidencia en Guatemala de la Comunidad de la Zona 5», se 
analiza su origen, la composición y el perfil de los miembros fundantes, su 
entronque con la dimensión regional y universal de la Compañía de Jesús y 
con el mundo político, social y religioso de Guatemala

4

.

Estas líneas van orientadas a reflexionar y analizar este proyecto comunitario 
y la huella que marcó Ricardo Falla Sánchez, S. J., el más veterano de dicha 
comunidad, uno de sus guías, investido además del cargo de director del 
mismo. De hecho fue conductor académico de diferentes trabajos fuera y 
dentro de este grupo dedicado intensamente a la praxis social, alimentada 
con el estudio y la investigación.

No se entiende plenamente esta experiencia acercándose solo con 
categorías sociológicas o políticas. Requiere otras formas de aproximación 
a los hechos y a este proceso, pues finalmente es una síntesis de lucha 
política, social e ideológica en el límite de las contradicciones sociales y 
culturales que vivía la sociedad guatemalteca, nuestra estrecha región 
centroamericana y, en buena medida, el gran continente latinoamericano. 
Sin duda alguna, es más fácil la comprensión de la misma para aquellas 
personas que se han acercado a la espiritualidad ignaciana y han pasado 
por el crisol de la Compañía de Jesús, dotada de una metodología de 
organización del proceder en toda la vida personal, que supera modelos de 
planificación y de liderazgo en modernas empresas multinacionales, según 
lo argumenta Chris Lowney, quien fuera jesuita y, en su vida de laico, alto 
funcionario de la J. P. Morgan, en su libro El liderazgo al estilo de los jesuitas

5

.

3

 Juan Hernández Pico, Luchar por la justicia al viento del Espíritu (San Salvador: UCA Editores, 2015), 

93-116.

4

 ibid., 96.

5

 Chris Lowney, El liderazgo al estilo de los jesuitas (Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2004), 2-6, 15-25.

97

E

NRIQUE

 C

ORRAL

 A

LONSO

I

NVESTIGACIÓN

 

Y

 

COMPROMISO

 

SOCIAL

 

A

 

FONDO

Entrega especial Ricardo Falla, S. J.

Estas reflexiones son de carácter testimonial, apuntaladas con hechos 
históricos y la memoria personal de los mismos. Es posible que estén 
salpicadas con algunas gotas de poesía.

¿Qué era lo singular de la experiencia y de su director?

Sin tratar de ahondar en el aspecto de la identidad jesuítica, se puede 
afirmar que las siglas «S. J.» que siempre acompañan el nombre y apellido 
de Ricardo Falla –que significan «perteneciente a la Compañía de Jesús»–, 
no es un adjetivo o complemento cualquiera: es un sustantivo convertido 
en una especie de ADN que lo viene forjando desde Santa Tecla, en El 
Salvador, luego Quito, Innsbruck y Texas, y desde la zona 5 de la Ciudad 
de Guatemala hasta las selvas de Ixcán durante la larga guerra que vivió el 
pueblo de Guatemala. Se puede afirmar que era y es sustancialmente jesuita 
en el sentido de que desde esa categoría ha desarrollado el proceder de 
su vida. Sus colegas y contemporáneos más cercanos le decían el «gringo» 
Falla, con mucho cariño y respeto, por haber estudiado sus años previos 
a la entrada en la congregación en Georgetown, en Washington D. C., 
precisamente una decisión de la familia para disuadirlo y para poner a 
prueba su adhesión a esta identidad.

Ricardo, lo mismo que Juan Hernández Pico y César Jerez, llevaban 
20 años en la Compañía de Jesús cuando comenzó la Comunidad de la 
Zona 5. Se incorporaron de manera definitiva, justo en los días en los que 
esta se abría y asumían en colectivo la dirección de dicho proyecto. Ricardo 
Falla, a petición de sus compañeros de promoción a los votos definitivos, 
tuvo la intervención central en el acto religioso, y según lo recuerda 
Hernández Pico, enfocó la homilía sobre los alcances del voto de pobreza, 
especialmente lo que conllevaba la renuncia a todo tipo de propiedad y, 
por consiguiente, a todo tipo de herencia. Para él, que venía de una familia 
cafetalera y banquera de mucho poder económico en Guatemala, proclamar 
esto en público tenía un tenso sentido, pues significaba la ruptura con 
la línea que marcaba a su familia. «En ese momento mostró con mucha 
fuerza simbólica su opción fundamental»

6

. Este compromiso público ha 

sellado toda la vida de Ricardo Falla. 

6

 Hernández Pico, Luchar por la justicia, 93-116.