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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 49-94, ISSN 2617-037X

Cada colectivo o sujeto, a partir de su posición, tenía la experiencia de 
distintos agravios (o, como diría Barrington Moore, de una injusticia)

45

.

Es evidente que los pueblos indígenas en distintas regiones de occidente 
tenían una vivencia de agravio (injusticia) relacionada con el despojo 
histórico de tierras y el hecho de «bajar a la finca» de café o a las 
plantaciones de cosecha en determinadas épocas del año (lo que a su vez 
incluía el maltrato de los habilitadores, la falta de condiciones mínimas 
de higiene de la finca, la explotación, el endeudamiento en tiendas, etc.), 
que formó parte de las humillaciones vividas por estos pueblos y que 
explica, parcialmente al menos

46

, su posterior adhesión a la guerrilla, 

especialmente en el caso del EGP.

De una u otra forma, cada actor del movimiento popular resentía algún 
tipo de condición, incluyendo la imposibilidad de una participación política 
legal desde una posición de izquierda. Lo importante es que al:

Insertarse los agravios en el discurso revolucionario, la promesa revolucionaria se 
convertía en un importante vehículo para implicar a las personas y a los grupos de 
agraviados en una dimensión nacional

47

.

En el caso del movimiento estudiantil, si bien como colectivo no tuvieron 
una experiencia particular de agravio, al introducirse y estar cercanos a 
las elaboraciones políticas e ideológicas más generales desarrolladas 
desde el ámbito académico influenciado por la guerrilla

48

, incluyendo el 

estudio del marxismo, participaron del «agravio nacional» del cierre de 

45

 Barrington Moore, La injusticia. Bases sociales de la obediencia y la rebelión (México, D. F.: UNAM, 

1996), 17-28.

46

 Sin embargo, las condiciones de explotación y opresión no fueron suficientes para explicar 

este proceso. Muy importante para explicar la rebelión indígena del altiplano es la organización 

desde Acción Católica y desde diversas órdenes religiosas, así como la conciencia de agravios 

y la memoria de resistencias pasadas. Ver Pedro Alonso, En el nombre de la crisis. Transformaciones 

religiosas en la sociedad guatemalteca contemporánea (Guatemala: Editorial Artemis Edinter, 1998). 

47

 Taracena, «Los rasgos políticos», 205. 

48

 Por ejemplo, Kobrak afirma que: «La opción revolucionaria en la San Carlos también es 

producto de cambios dentro de la Universidad. Durante los 60 y 70, las reformas a los pensum 

permitieron la introducción de la teoría marxista»; Kobrak, En pie de lucha, 82. Además, se debe 

contar con la tradición de lucha popular que se hizo parte identitaria desde varias fechas, sobre 

todo en 1944 y 1962.