68

U

niversidad

 r

afael

 l

andívar

v

icerrectoría

 

de

 i

nvestigación

 

y

 P

royección

Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 49-94, ISSN 2617-037X

3. El movimiento estudiantil como movimiento social y sus 

relaciones con las organizaciones revolucionarias

3.1 Relaciones entre el movimiento estudiantil y el movimiento 

revolucionario

Para el movimiento estudiantil resulta pertinente la afirmación de Santiago 
Bastos al considerar que: 

La URNG es hegemónica en el campo de los movimientos sociales, sobre todo 
pero no únicamente de los llamados «populares», y de lo que se va consolidando 
como la «sociedad civil». En esta esfera, su actuar político se basa en copar estos 
espacios desde la lógica revolucionaria

40

Sin embargo, las relaciones que mantuvieron los diversos movimientos 
con las organizaciones revolucionarias no se basaban en una relación 
unilateral de dominio y subordinación, sino también en negociaciones 
y transacciones de distinta índole. Como apunta Saénz cuando hace su 
estudio particular sobre el líder estudiantil Oliverio Castañeda de León:

No se trató de una simple dependencia de los grupos guerrilleros por parte 
de las organizaciones estudiantiles, aunque en algunos casos éstos intentaron 
instrumentalizarlas. Desde las organizaciones populares y estudiantiles se alimentó 
la estrategia guerrillera y, en ciertos casos y momentos, las múltiples militancias 
no permitían distinguir cuando se trataba de iniciativas insurgentes o cuándo de 
organizaciones populares. Las organizaciones sociales moldearon a las guerrillas y 
éstas a su vez influyeron en las primeras

41

.

De hecho, puede considerarse que la trayectoria de Oliverio Castañeda 
de León como militante del movimiento estudiantil y de la Juventud 
Patriótica del Trabajo (JPT) es ejemplar en ese sentido. Asumió con 

40

 Santiago Bastos, prólogo a Movimiento social, etnicidad y democratización en Guatemala, 1985-1996

por Roddy Brett (Guatemala: F&G Editores, 2006), XXII.

41

 Sáenz, Oliverio, 86. Lo confirma también Taracena: «Si bien existían vasos comunicantes 

entre movimiento revolucionario y movimiento popular –de origen diverso y de expresión 

heterogénea–, esa relación no representaba una subordinación directa del movimiento de 

masas al armado. En realidad, esa interrelación se apoyaba en un complejo proceso de vínculos 

repletos de simpatías y de desconfianzas, de negociaciones y de rechazos»; Luis Taracena, «Los 

rasgos políticos del conflicto armado interno en Guatemala, 1954-1996», en Guatemala: historia 

reciente (1954-1996), tomo I, Proceso político y antagonismo social, ed. por Virgilio Álvarez 

Aragón et al. (Guatemala: Flacso, 2012), 211.