163

Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 161-167, ISSN 2617-037X

L

eticia

 G

onzáLez

 S.

L

ucha

 

campeSina

 

y

 

trabajo

 

paStoraL

 

en

 

La

 c

oSta

 S

ur

 

de

 G

uatemaLa

El desmantelamiento de la organización campesina surgida 
alrededor de las reivindicaciones de los trabajadores agrícolas, 
la vigencia del Estatuto Agrario de 1956 y la derogación del 
acuerdo de expropiación de alrededor de trece caballerías de la 
finca El Naranjo, son los antecedentes del litigio que iniciaron 
mozos colonos y trabajadores de esta finca y de otras aledañas, 
además de campesinos provenientes del altiplano central, 
para lograr la creación del parcelamiento. Este es el tema de 
la segunda parte. En mayo de 1968, después de negociaciones 
con las entidades del Estado, responsables de la aplicación de 
la política agraria, el núcleo de cuatro parceleros que se quedó 
en la finca y no renunció a su derecho a la tierra, más otros 
treinta que se unieron en el transcurso del litigio, recibieron 
títulos de propiedad en las tres caballerías

5

 que componen el 

parcelamiento El Naranjo.

La segunda parte incluye, además, una sección sobre las 
relaciones entre El Naranjo y San Martín Jilotepeque, pueblo 
situado en el altiplano central. Con este ejemplo se quiere 
demostrar que los ciclos migratorios altiplano-costa han sido 
parte de un circuito comercial de larga data que, debido a la 
consolidación del modelo agroexportador basado en la caña 
de azúcar y el café, se transformó en un circuito de explotación 
económica a través de los cambios en la tenencia de la tierra, 
el control de la población y el régimen laboral

6

, de lo cual las 

fincas de mozos-colonos son un claro ejemplo.

Según el texto, la alianza que surge después de 1954 entre 
mozos colonos de la finca El Naranjo, parcelarios y trabajadores 
estacionales, no es solamente una estrategia para la defensa de 
su derecho a la tierra, es más bien un vínculo, producto del 
largo recorrido histórico, visible en el litigio por la posesión 
de El Naranjo y revitalizado mediante una «estrategia pastoral 

5

 Según la tipología de la época, el Instituto Nacional de Transformación Agraria 

(INTA) denominaba «microparcelas» a aquellas tierras cuya extensión no 

excedía las quince hectáreas; INTA, «Investigación de uso y tenencia de la tierra 

en los parcelamientos existentes» (Guatemala: INTA, 1974), s. p. El texto no 

menciona la extensión de las parcelas concedidas a los beneficiarios.

6

 Gramajo, Ponciano y Vandeveire, «“Así empezó nuestra historia”», 77.