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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 141-158, ISSN 2617-037X

En el ejemplo de las empresas exportadoras, no se tiene información 
calificada del incremento de empleo, se desconoce la estructura de costos y 
ganancias o si hay ganancias extraordinarias, pero sí es inequívoca la pérdida 
de ingresos del Estado y las limitaciones o reducción al gasto público.

Conclusiones

Aportes del institucionalismo y neoinstitucionalismo

Según lo que se ha leído en los capítulos anteriores, se puede concluir que 
las instituciones importan porque a través de ellas se crean y organizan las 
reglas mediante las cuales interactúan los miembros de una sociedad. Son 
además las responsables de promover o impedir el cambio institucional, 
y el desarrollo económico y social de las sociedades. Según el curso de 
las instituciones en la historia de cada país, así es su grado de desarrollo. 
Los países industrializados se diferencian de los países atrasados por las 
diferencias de sus instituciones.

Sin embargo, se puede hacer una lectura distinta a partir de considerar 
cuáles son los aportes, alcances o limitaciones del institucionalismo.

En el caso de Guatemala, la crítica que hace la economía institucional es 
novedosa. Puede ser una entrada para abrir el debate, cuestionar la academia 
conservadora y reflexionar sobre enfoques diferentes a la ortodoxia oficial. 
Este debate en ámbitos académicos internacionales ha sido superado. Pero 
en el caso de Guatemala, se está ante un contexto donde la idea de que el 
mercado, como mecanismo que asigna eficientemente los recursos de la 
sociedad, es el medio para alcanzar el bienestar individual. Esta hegemonía 
se expresa en todos los ámbitos de reproducción ideológica: el Estado, 
el sistema educativo (incluyendo las universidades y, específicamente, las 
facultades de economía), los medios de comunicación, los hogares, etc.

La crítica hacia la ortodoxia permite evidenciar que la economía liberal 
conservadora y la neoclásica no es «la economía» ni la verdad económica. 
Y el neoinstitucionalismo, al nutrirse de otras disciplinas, puede ser un 
puente que posibilite el diálogo interdisciplinario. De hecho las ciencias 
sociales, incluyendo a la economía, no pueden soslayar la importancia de 
las instituciones formales e informales.