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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 141-158, ISSN 2617-037X

informales, aunque modelan o determinan la forma e intensidad con 
que se puede aplicar una norma formal, fueron precedidas de conductas 
informales. Es bien conocida la expresión «la costumbre es ley», y en las 
ciencias jurídicas un tema de estudio es la costumbre como fuente del 
derecho. En efecto, conforme las sociedades se fueron desarrollando, las 
actividades humanas se hicieron más complejas, y las conductas y normas 
aceptadas socialmente se fueron transformando en reglas sancionadas y, 
por ende, obligatorias en los distintos ámbitos de la interacción humana, 
sean políticos, económicos, jurídicos, etc. Por ejemplo, la Constitución de 
la República, los contratos privados, el reglamento de un equipo deportivo.

¿Por qué los seres humanos actúan conforme a reglas que limitan formal 
o informalmente su comportamiento familiar y social? North no se hace 
esta pregunta, pero es relevante para explicar el cuestionamiento que él 
hace hacia los principios conductuales de la economía neoclásica, tales 
como el enfoque de la teoría de la elección racional, que presupone 
que productores y consumidores están plenamente informados. Este 
comportamiento racional los lleva a maximizar su utilidad o bienestar, 
las preferencias son estables y se pueden ordenar según la prelación del 
sujeto. Estos supuestos darían como resultado que un consumidor en su 
elección racional tendría el siguiente comportamiento: si A es preferido a 
B y B a C, entonces A es preferido a C.

Sobre estos principios, North considera que a su «juicio, estos supuestos 
conductuales tradicionales han impedido que los economistas enfrenten 
algunas cuestiones en verdad fundamentales y que una modificación 
de estos supuestos es esencial para avanzar en las ciencias sociales»

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Particularmente, el autor señala que en la conducta humana intervienen, en 
primer lugar, la motivación, es decir, los motivos que compelen o mueven a 
una persona a una acción que no necesariamente conduce a la maximización 
de su beneficio (como se considera social o teóricamente aceptable), 
como es el altruismo u otras motivaciones subjetivas que pueden alterar 
una decisión «racional» y por ende maximizadora. Este comportamiento, 
o norma, fundamentado en la ética, la ideología o en los prejuicios altera 
las elecciones racionales. En segundo lugar está el medio en que se toman 

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 ibid., 31.