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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 97-138, ISSN 2617-037X
Akateko, Antil Torol–, proveniente de la aldea Poza
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. El fenómeno no
es exclusivo de estas dos aldeas, Tuibuj y Chimban, sino fue parte de la
confluencia en la lucha durante el año 1980. La ceremonia indígena en la
perspectiva del levantamiento.
Lo que nos va mostrando Santiago Boc es el movimiento de la lucha de
clases en Guatemala. Diversa, sí; en fraccionamientos y disputas internas,
sin duda. Empero, hacia 1980, es cada vez más claro que el antagonismo
fundamental era la aldea y la finca, las personificaciones enfrentadas
como, también, la disgregación de la aldea desde las fuerzas propulsoras
de la proletarización y la acumulación capitalista vía la renta finquera. La
práctica cultural indígena, entonces, está repleta de una memoria de lucha
que rebasa un marco rígido de la lucha de clases. Antes que los proletarios
o los campesinos per se, es la aldea en su disgregación y también en sus
fuerzas de solidaridad la que crea las características específicas de las
perspectivas revolucionarias en el año 1980. Doce años antes, aún bajo un
canon leninista y un dejo de economicismo, el antropólogo Joaquín Noval
remarcó cómo en lo que llama las comunidades pequeñas se encuentran las
fuerzas de la nacionalización finquera y capitalista en Guatemala. Originario
del municipio de Ayutla, San Marcos, Noval fue parte de una generación
de militantes e intelectuales comunistas que buscaban conocer el eje de la
lucha en las particularidades guatemaltecas. En un escrito de 1968, Noval
establece los ejes de la lucha en la aldea y la finca:
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En diciembre de 2011 asistí al cambio de alcaldes rezadores de San Miguel Acatán, en la aldea
Chimban. Me acompañó y guió un antiguo combatiente Akateko, del EGP en la región. Con
él visitamos el lugar en el camino donde Antil Torol, mamín en 1980, había sido torturado y
asesinado por el Ejército el 19 de julio de 1981. Al día siguiente, después de la ceremonia de
cambio de autoridad, conversamos con el nuevo mamín. Fue él quien nos compartió el nombre
en Akateko del mamín que había realizado la ceremonia con la guerrilla en diciembre de 1980.
La traducción directa, de acuerdo al antiguo combatiente, es Andrés Dolores. Al regresar a
la ciudad busqué en las páginas del informe de la CEH si existía tal referencia. Allí estaba. El
informe lo presenta en la descripción del caso 6096 con el nombre de Andrés Juan Félix, «quien
era sacerdote maya de ochenta años de edad»; Comisión para el Esclarecimiento Histórico,
Guatemala. Memoria del silencio, tomo VII, Casos ilustrativos, anexo I (Guatemala: Unops, 1999),
425. El mamín elegido en 2011 recuerda los motivos de la ceremonia en Akateko: «Él pidió
pues para protección de comunidad y pidiéndole pues que el Ejército no viniera a hacer daños
a ellos y a la vez pidió al movimiento y luego pedirle a que el Ejército no viniera a destruir todo
lo que hay»; (entrevista al mamín Diego, 16 de diciembre de 2011). Esto nos da luces del tipo
de experiencias sociales que estaban sucediendo entre la guerrilla y algunos líderes indígenas en
distintas partes del altiplano guatemalteco.