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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 97-138, ISSN 2617-037X

y nuestra ropa tiesa de sudor». Pocas horas descansaron pues antes del 
amanecer su padrino lo llama a retomar el camino.

Nuevamente, otro conductor los termina de llevar a su caserío en San 
Martín. El regreso con su madre se convierte en el centro de la experiencia 
de dolor y cansancio en las fincas. Esto lo relata con sumo detalle y parece 
ocupar un lugar central en su rememoración del dolor como jornalero: 

Al llegar a mi rancho mi madre abrió sus brazos y con suspiros hizo que la maleta 
hecha de costal se me cayera. Nos abrazamos y en ella se notó mi sufrimiento

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. Entre 

llantos ya no pude hablar y con la mirada en alto traté de controlarme serenamente. 
Momento difícil que no olvido desde esa edad. De esto mi padre estaba consciente 
y nos contaba la vida que le había tocado vivir junto a mi abuelo pues no hubo 
otra alternativa. 

Originalmente, el libro Memorias del Tajumulco se llamó El espejo del campesino 
como una manera de reflejar en la historia particular del autor el trabajo, la 
familia, las circunstancias, las alegrías del campesino indígena guatemalteco. 
En su narración, el abrazo con su madre es un momento que marca un 
antes y un después, esto en varios sentidos.

Uno, lo plantea como un reconocimiento familiar del sufrimiento de la 
familia indígena. El regreso de Boc a los brazos de su madre es una imagen 
reflejo del propio dolor recibido desde el amor materno, del hogar. Dos, su 
padre está presente como recuerdo de vivencias semejantes, como vivencia 
histórica. En este sentido, Santiago se reconoce en su padre y viceversa, es 
una historia de lo que también a él «le había tocado vivir». Tres, en medio 
del dolor, Boc enfatiza el recibimiento de su madre, el abrazo como de 
llegada –e inicio– emocional. La narración del abrazo materno, después 
del sufrimiento como jornalero e indígena, da marcha a una paulatina 
transformación crítica respecto a la finca no solo como consciencia, sino 
como deseos de actuar. No es casualidad que en los próximos párrafos 
hable de las pláticas de los jornaleros y empleados capitalinos sobre la 
guerrilla. El dolor de la finca, el abrazo de su madre, la historia de su padre, 
de su abuelo, abren en el relato el momento y la explicación de por qué 
decide alzarse en armas.

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 ibid., 30, cursiva propia.