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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 97-138, ISSN 2617-037X
Ese mismo año, en una finca algodonera de La Gomera, Escuintla, Boc
habla del ambiente militarizado en el día de pago:
Tractores y carretones abundaban a la vista. Varios hombres de guardia sostenían
en el hombro sus escopetas, carabinas y unos revólveres brillosos, sus cachas largas,
sus cañones que les bajaban hasta las rodillas. Se movilizaban hasta la ventanilla,
donde por fin fueron llamando por lista para recibir la gran cantidad de pisto,
según a cada quien le tocaba lo que había cortado en quintales de algodón
15
.
En su aguda observación de los detalles, el autor recrea el día de pago
como concentración de la disputa por el salario, el trabajo y el producto
en la lucha de clases finquera. El día del pago se convertía en un momento
de lucha latente, muchas veces abierta, entre los medidores finqueros y los
trabajadores. Describe su vivencia Boc como una denuncia:
La medición por caja era el método más tramposo de medición pues con el método
de pesar con romana era mucho más efectivo para el cortador que el grano de café
maduro con tanta miel pesa más. Esto lo fui aprendiendo en otras fincas, ésta [sic]
fue una de las trampas más explotadoras
16
.
El carácter local no publicitado de las luchas fue expandiéndose por la charla
y la experiencia común de explotación. Los triunfos en la recuperación de
tierras en el caserío La Unión, las condiciones de enfermedad y explotación
en las fincas, así como el aumento de la organización campesina, propiciaron
en el agro la voz de una posibilidad de transformación radical. Desde los
intersticios de los espacios finqueros son los jornaleros mismos quienes
comentan la presencia de la guerrilla pasando por sus aldeas. Un horizonte
se abría y, desde el mismo, Santiago Boc lo describe en el movimiento de
su memoria.
2. Cuestionamiento y decisión, 1975-1979
Santiago Boc trabajó en fincas cafetaleras y algodoneras en Chimaltenango,
Escuintla, Santa Rosa, Alta Verapaz y San Marcos. Su libro se mueve como
un entrelazamiento de memorias de experiencias donde la explotación
finquera se vive de distintas maneras. Su narración, empero, llega al punto
15
ibid., 28.
16
ibid., 24.