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Revista Eutopía, año 2, núm. 4, julio-diciembre de 2017, pp. 49-94, ISSN 2617-037X
diversos subcomités a los estudiantes de cada unidad académica y a los
propios miembros de los subcomités.
Para poder realizar las actividades «sustantivas» de la Huelga (que son las
enumeradas del 2 al 7 de la lista presentada) debían ser financiadas por la
actividades de recaudación (a lo que se añadía la taquilla del Rey feato, la
velada teatral y la posible venta de licor).
A la altura de esta breve descripción de la organización, se puede advertir
que existen diversos aspectos que hacen que su funcionamiento pudiera
originar disputas de poder y de recursos. Sobre todo las actividades de
recolección de dinero a través de la «talacha», venta de boletines y de
bonos, taquilla de la elección del Rey feato, la velada teatral, la venta del
licor exonerado por el Congreso y otras actividades menores como la
impresión de camisetas, etc., las cuales podían dar lugar a usos distintos al
sostenimiento de las actividades.
Esto no era propio de la Huelga en esa década. Diversos eventos críticos
demuestran que esta actividad ha sido problemática desde mucho tiempo
atrás. Tan solo un ejemplo, en la novela Viernes de Dolores, Miguel Ángel
Asturias retrata lo ocurrido en los primeros años veinte y muestra que
desde esa fecha algunos fondos obtenidos en las actividades de la Huelga
se utilizaban para el consumo de bebidas alcohólicas por parte de los
encargados, aspecto que ocurría también en los años noventa
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.
Hay que recordar que el movimiento se sostenía organizativamente en
las asociaciones de cada unidad académica y de la propia AEU. Como ya
se anotó, desarrollaban actividades que correspondían a la participación
de parte de su militancia en el movimiento revolucionario, y actividades
gremiales que iban más allá de la Huelga, como mediación de conflictos
entre estudiantes y docentes, campeonatos deportivos, intercambios
estudiantiles y participación en la vida política del país a través del
acompañamiento, la denuncia y la participación en protestas, entre otras.
Lo que estaba sucediendo es que el volumen de dinero que se recaudaba era
apreciable y empezó a darse que «huelgueros viejos» empezaron a competir
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Miguel Ángel Asturias, Viernes de Dolores (México, D. F.: Editionis Klincksieck/Fondo de
Cultura Económica, 1978). De hecho, el historiador Luis Pedro Taracena sostiene que la Huelga
siempre fue problemática (comunicación personal). Aquí se describe la situación de los noventa,
pero es una situación que tiene rasgos similares con la de otros períodos.