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Dirección de Artes Landívar

Estas actividades variadas han determinado el tiempo de los procesos creativos 

y la ampliación de nuestro trabajo hacia dos direcciones afines: la creación 

teatral y la facilitación de talleres. Contar con un equipo comprometido 

permitió la diversificación de las tareas en el laboratorio. La experiencia de 

Magdalena Morales sostiene la coordinación del área de formación mientras 

que Mariam Arenas, Esvin López y Noé Roquel, los actores que más tiempo 

han permanecido como residentes, son los creadores junto conmigo de la 

obra de teatro Hambre y tierra, estrenada en junio de 2017 y publicada en este 

número de Abrapalabra.

Hambre y tierra. Una creación colectiva, una escritura en 

colectivo

En Guatemala se ha desarrollado la creación colectiva desde hace mucho 

tiempo y sobre todo tuvo una época prolífica en las Muestras Departamentales 

de Teatro, fundadas por Norma Padilla en 1975. Después de su asesinato 

político ocurrido en febrero de 1984, las muestras llevarían su nombre. De 

las creaciones generadas allí muy pocas fueron editadas o transcritas. La larga 

tradición tiene una fuerte memoria en el movimiento teatral, que hereda la 

práctica colectiva y la hace suya en cada obra, con su propia metodología. Los 

referentes principales fueron los métodos de creación colectiva de los grupos 

colombianos La Candelaria y el TEC de Cali, dirigidos por los maestros 

Santiago García y Enrique Buenaventura respectivamente. Augusto Boal 

y el teatro del oprimido ha sido también el otro referente latinoamericano 

que acompaña muchos procesos recientes que se han desarrollado en obras, 

talleres, encuentros y experiencias varias. Algunas novedosas en Guatemala y 

específicamente de mujeres oprimidas como el de Las Magdalenas. 

Encontramos en nuestros referentes la intención de hacer un teatro 

comprometido con su sociedad y con su historia. «(…) los movimientos 

teatrales más válidos han sido los que investigan la realidad nacional para 

universalizarse» (Méndez, 1977, p. 471).

La escogencia de la obra es labor de la colectividad, con una 

responsabilidad igual en todo momento (desde que se escoge la obra 

hasta que se representa). Esto causa la supresión del actor, autor y 

director como entidades autónomas. Así la relación entre director, 

autor y actor no se convierten en instrumentos uno del otro, sino 

colaboración igualmente responsable entre los tres. (Buenaventura y 

Vidal, 1972, p. 460)

En el teatro de la Ciudad en Guatemala somos herederos de la tradición 

que salvaguarda las relaciones hegemónicas entre autor-director-actores. 

A menudo, en los procesos colectivos desaparece el trabajo personal de los