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Relatos del proceso creativo contemporáneo
ESTO NO ESTÁ EN EL MAR
Sabrina Castillo Gallusser
Hacer coreografía es siempre un misterio en el que, como con disimulo,
se mezclan las historias mías, las de los bailarines y las de otros que se nos
atraviesan en esos días. Es imposible ocultar algo, todo se vuelve más grande,
y más evidente en la obra. Al iniciar un nuevo trabajo siempre sospecho de
mis habilidades como coreógrafa. Me acompañan un miedo característico,
una especie de asombro ante lo desconocido y ante los miles de posibles
caminos y el deseo de ser original. Necesito sorprenderme, por lo menos a mí
misma, encontrar algo que considere nuevo, que no he visto, que cuestiona
las relaciones obvias que hacemos en la percepción diaria. Como viajando, sin
planes fijos y, por el momento, sin la intención de llegar. La esperanza de que al
final tendremos algo que será bailado está siempre presente silenciosamente.
Para empezar esta coreografía les pedí a los bailarines que imagináramos la
danza que íbamos a crear. Como regla, nunca nos reuníamos en el mismo
lugar del salón de ensayo. Ese primer día fuimos saliendo del círculo diciendo
las palabras y los movimientos que deseábamos. Acabamos acostados y
viendo al techo.
Que sea intensa, honesta, que nunca pare, que volemos por el piso, que sea real,
mágica, auténtica con nosotros y con los otros, que alguien que no conozcamos
baile con nosotros.
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Escribimos entre improvisación e improvisación en un gran libro que tenemos
en el salón. Unos a otros nos completábamos las ideas inacabadas, nos
reíamos, también se nos salieron las lágrimas. Hicimos escritura automática,
usamos la voz y nos movimos con los ojos cerrados, sin juzgar. Trabajamos así
por varios días. Hicimos una especie de ceremonia del té para encontrar los
movimientos esenciales en el acto de servir agua. Antes de empezar, hacíamos
un círculo abrazados en donde repetíamos lo que deseábamos en la obra.
Que sea como el mar, que tenga remolinos, que avance y regrese, que suba y
baje, que nos abracemos, que bailemos, que los que la miren quieran bailarla.
Que sea auténtica, fluida, que nos demos la mano, que encontremos en el otro
nuestro propio cuerpo, que tenga misterio y picardía. Quiero volar sin miedo.
1 Énfasis en cursiva a todo lo extraído del grupo de trabajo.