DESCRIPCIÓN DE PORTADA

La creatividad presupone el acto o ejercicio de mayor libertad de la 

imaginación (viaje de la nave sin destino, pues el mar es finito, el cielo 

no). Einstein afirmaba que esta no es más que la inteligencia divirtiéndose 

(mariposas en el foco en alusión al carácter lúdico del estímulo creativo). 

La creatividad supone la reformulación de conceptos, revisitación y 

transcendencia de cánones, ya no como estructuras rígidas sino maleables 

(flores que brotan de la maquinaria), con polivalencias más que la inicialmente 

dada (alas como velas, levedad del pensamiento). 

La creatividad, la verdadera creatividad, es un proceso de reflexión e 

introspección, ligado más a la cultura o al arte que a los resultados. Las 

limitantes del tiempo (como en todo procedimiento introspectivo) no aplican 

en ella pues entorpecen su fluidez.

Para lograrla es necesario articular una sumatoria consciente o inconsciente 

de estímulos (diversidad de alas) internos y externos al pensamiento, a través 

de su génesis misma, o sea, la inteligencia (foco con cerebro como motor del 

pensamiento). Esta abre un proceso de abstracción, reescritura o creación de 

ideas (el viento no mueve la nave, las alas lo hacen), inyectando vida a modelos 

o conceptos considerados trasnochados o estáticos (flores en la maquinaria); 

este último, enemigo directo del proceso creativo. 

Debemos, pues, basar ese rigor en la búsqueda de una creatividad sincera 

como motor y salvaguarda de la cultura; redireccionar su evolución y 

resultados desde la sombras de la introspección y reflexión hacia la luz 

con semblante y propósito nuevo (nave que sale del cielo nublado); capaz 

de retar y estimular, sin miedo a ser iconoclasta (nave marítima que habita 

espacios para los cuales no fue destinada) pues los cánones, se sabe, pese a 

su naturaleza dogmática, rompen parcialmente su estoicismo mediante un 

diálogo con y a través de la creatividad. 

Diego Penedo