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Relatos del proceso creativo contemporáneo

generación ochentera. Ella no usó el traje originario de su pueblo, porque sus 

padres no quisieron que sufriera discriminación: «En los años ochenta mi 

abuela no se comunicaba conmigo, porque ella no hablaba más que quiché 

y me cuestionaba por la manera en que me vestía» (traducción de ponencia, 

Boror, 2017). Esta experiencia le permitió cuestionar también a sus padres, 

en búsqueda de razones y respuestas, lo cual marcó el inicio de su trabajo 

como artista. De ahí nace su obra Blanquear la raza, en donde tomó el barro, 

«moreno como yo», explica, y centró su trabajo en blanquearlo; sin embargo, 

«a medida que se blanquea, va perdiendo su identidad», dice, mientras 

muestra una serie de fotos de esta obra.

Para cerrar, Marilyn explica que su trabajo como artista conceptual va dirigido 

a ser expuesto en espacios públicos y no en galerías, porque quiere que su 

obra sea vista por otro tipo de público.

Delia Cúmez: regresar a casa y accionar desde adentro

Un joven talento actoral de San Juan Comalapa. A sus 24 años ya tiene 

un camino recorrido en el campo del teatro que refrendó en su ponencia 

«Investigación, creación intrínseca-colectiva, esencia y evolución».

En el proceso de creación escénica accionamos con certeza. En escena 

accedemos al cuerpo del otro, en un territorio con conciencia. El cuerpo 

también es erótico, por eso, son necesarios la responsabilidad y el respeto por 

el otro. El miedo o el rechazo, no son lugares en donde sea posible esconderse, 

porque impiden la creación, dice con seriedad.

Su abordaje es desde las distintas perspectivas del cuerpo: desde la consciencia 

como territorio, con responsabilidad, certeza y reconociéndose a sí misma 

sin violencia. Reconociendo al otro a través del cuerpo, desde el respeto y 

la responsabilidad que le inculcó su abuela y que ella reitera. Es como un 

regresar a casa y accionar desde adentro. 

Antes de hacer teatro me encontré con mi cuerpo, el cual era complicado de 

manejar. En escena mostramos el cuerpo, hacemos ejercicios, improvisaciones. 

La autonomía en el cuerpo, te hace tener responsabilidad y certeza, no permitir 

la violencia en sus distintas manifestaciones. En escena evocamos movimiento, 

pensamiento. Mi abuela me invitó a pensarme con la historia y la autocrítica 

para verme y poder contrastarme con los demás. La diversidad de pensamiento 

permite la investigación. En Comalapa buscábamos la riqueza del diálogo. 

Diversas cotidianidades nos dejan reconocer las diversas resistencias. Hay un 

acceso del público a la puesta en escena para crear el diálogo.