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Relatos del proceso creativo contemporáneo

clases. En otras palabras había suficiente talento y capacidad pero 

muy poca o ninguna oportunidad. La escultura la practicábamos 

como una necesidad íntima de expresión pero, claro, a nivel personal. 

(González, 2008, p. 93)

Otra muestra de la visión que se tenía en la época por el trabajo artístico quedó 

a la luz en la investigación de Estrada (2011), que brinda información sobre 

el costo de los murales de la Municipalidad de Guatemala. El realizado por 

Carlos Mérida fue de doce mil quetzales, y tres mil quetzales los de Guillermo 

Grajeda Mena y Dagoberto Vásquez. Esta diferencia en los honorarios de 

los artistas debió causar más de alguna tensión. Se privilegió a Mérida, que 

contaba con una brillante carrera en México.

A pesar de un relativo crecimiento económico, gracias a la iniciativa de los 

arquitectos Jorge Montes y Roberto Aycinena que fue posible la realización 

de este mural, profesionales formados en el exterior, para quienes el arte 

y la arquitectura podían establecer un diálogo y, juntos, una proyección 

simbólica. El mismo González Goyri expresa: «me invitaron a mí y realicé 

un relieve en concreto expuesto empleando la misma técnica del edificio de 

la Municipalidad. El tema que desarrollé es una síntesis de la nacionalidad 

guatemalteca» (González, 2008, p. 94). Haber sido invitado a la realización de 

la obra es un indicio del nivel de reconocimiento con el que contaba González 

Goyri en ese momento, años 1958-1959. La invitación no fue por amistad, 

sino por su capacidad demostrada, ya en esa época era un artista consagrado

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5 La consagración de un artista se da a través de varias situaciones y acontecimientos, es una 

ruta por la que tiene que pasar todo creador. En 1957 su pieza Cabeza de lobo pasó a formar 

parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York, (MOMA, por su nombre 

en inglés). Sobre esta obra quedó registrado en este documento: «Lo hice desde la fantasía, 

confiando en el recuerdo que tenía de los lobos. La memoria de las cosas es real y capta la 

esencia mejor que trabajar con lo natural» (González, en MOMA, 1959, p. 2). En la lista de 

adquisiciones que ese museo envió a la prensa, el nombre de González Goyri indica que él fue 

uno de los ochenta premios del Festival Internacional de Escultura, dedicado al «prisionero 

político desconocido» los que fueron exhibidos en la Tate Gallery de Londres. De igual 

forma se deja constancia de que estas obras se habían expuesto en la Bienal de Venecia y en 

otras ciudades de Latinoamérica (MOMA, 1959, p. 2). Hay que hacer notar que en la lista 

de siete páginas el nombre de González Goyri aparece a la par de artistas como Max Erns, 

Helen Frakentheler y Arahile Gorky. Todos estos aspectos le consagraron como a ningún 

otro artista local de ese momento. No se ha estudiado hasta el momento la situación del 

campo artístico en esa época, es fácil de inferir que dentro del gremio de los artistas hubo 

tensiones por el protagonismo de González Goyri, Grajeda Mena y Vásquez. Este es un filón 

por investigar aún.