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Relatos del proceso creativo contemporáneo
para la escultura, utilizó los medios en perfecta integración con el contenido
de sus piezas.
Así pues, técnicas y temas se renuevan con dinámico perfeccionamiento en la
obra de uno de los artistas más notables y polifacéticos del país. Muralista de
colosales figuras de fondo histórico y alegórico y dibujante de diseño firme e
ingenioso, maneja con igual maestría el bronce, el concreto, el óleo, el acrílico
o la tinta.
Es así como la simbiosis entre escultura y pintura resulta obvia en obras
como Guerrero muerto realizada en 1964 y La ofrenda, homenaje a Jan
Palach, de 1969. Las figuras, sin deformar su contorno, están fragmentadas
armoniosamente, respondiendo a una línea estilística personal, que pudiera
tener resonancias lejanas de un tímido cubismo.
En cuanto a su pintura, colores fuertes, controlados equilibradamente,
resaltan las imágenes de vigoroso contenido emotivo dentro de una superficie
de relieves variables, como sugerentes transparencias orientadas más que a la
armonía visual, a su profundidad e intensidad comunicativas.
Como una isla de sosiego y equilibrio, pervive porfiada la tarea de Roberto
González Goyri, invulnerable al asedio fascinante de las indecisas corrientes
posvanguardistas. Su vocación de pintor competente está expresada en la
sinceridad de sus obras, jerarquizadas por su talento creador y su probada
capacidad.
Su pincel discurre en la corriente del estilo abstracto-figurativo como él lo
definió, sin cautelosas aprensiones que desfiguren la naturaleza de su impulso
creador, fundado en la simplicidad de su actitud mimética y en la complejidad
de la perfección compositiva.
La búsqueda de la perfección de la forma es una actitud inmanente en su
inspiración de pertinaz explorador de la calidad artística que ha logrado, no
como hallazgo fortuito sino como elaboración consciente y responsable, la
precisa expresión de la realidad abstraída y adecuada a su lenguaje colorista.
El motivo pictórico se enriquece con su carga de sugerencias, excediéndose
del literal propósito temático, revelado en el cromatismo atrayente, que
muestra su relevante disposición artística. Una tarea elaborada con
sensibilidad y conocimiento, que consagra definitivamente el nombre de
Roberto González Goyri.