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Relatos del proceso creativo contemporáneo

Patrocinio:  ¡Ahí está! Ponete vivo en La Mina y así te llevo a trabajar 

conmigo en la casa de los ricachones. Vieras todas las cosas que 

tiene esa gente: buenos carros, casononas, comida hasta para 

tirar… si te ponés vivo hasta te podrías jalar un par de cosas y 

me las vendés. ¿Te acordás de aquel relojón que cargaba el otro 

día? Y el par de rieles… 

Wilson:  

Va pues. ¡Yo me voy con usted! Mañana me voy con usted.

Patrocinio:  Tampoco así vos Wilson, primero conseguíme buenas chivas y 

después platicamos. Eso sí, no le digas nada a la Jenny que si 

no… vieras las chavonas, chulas las pisadas, más que la Jenny, 

con unas caritas, unas chiches, piernonas, unos cuerpazos, unos 

culazos.

Wilson:  

Yo a la Jenny no la cambio.

Patrocinio:  Ya quiero ver la cara que vas a poner cuando las mirés, es que 

parecieran ser ángeles las condenadas, lástima que no lleguemos 

a su altura. 

Wilson:  

¿Me va a pagar?

Patrocinio:  Ese que viene ahí es el camión 73, ahí viene el Negro. Voy a 

devolverle el cuete que me transió y que me regrese mi pisto, así 

ya puedo pagar. (Saca de su costal un arma).

Wilson:  

¿Por eso madrugó don Patro? (Ve la pistola). Lo espero allá 

abajo. Ahí tiene cuidado.

Patrocinio:  ¡Ese don Rafa no me va a quitar a mi hija! ¡A mi hija no!

Los pensamientos

En la fosa, Laura, Eulalio y Fino.

Fino:  

Sos una buena patoja pero parecés loca. Ciega y loca.  

¡Qué suerte la tuya! 

Laura: 

Don Eulalio huele como a leña, a tortilla, atol de elote, tamalito, 

huele rico. 

Eulalio:  

Usted es chiquita, sus cachetes son rosados. Sus manos son 

chiquitas, bonitas. Sus uñas, sus dedos. Bonito su codo. 

Fino:  

A vos te invitaría a un trago. ¡Tenés una cara de bolo!