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1. 

Determinar los requerimientos ecológicos de las especies potenciales de translocación.  
Se sugiere detallar el análisis de la utilización del  macro y micro hábitat y las relaciones 
troficas.  Estos datos ayudarán a determinar si la translocación de especies es 
conveniente, sin interacciones interespecíficas intensas que podrían conducir a la 
extinción de ambos grupos de especies. 

 
Además de las consideraciones de macro y microhabitat disponible, debe estudiarse la 
disponibilidad de comida, ya que esto es determinante para concluir qué hábitat y comida son 
convenientes para realizar la translocación.  Esto es esencial para especies que son 
especialistas en hábitats. 
 
2. 

Las variaciones genotípicas y fenotípicas de la población fuente debe ser determinada 
para asegurar que el "stock" de propágulos sea representativo de la especie a ser 
conservada. 

 
3. 

El "stock" de propágulos debe ser lo suficientemente grande como para asegurar que la 
máxima variabilidad genética intraespecifica es incorporada en el refugio de 
poblaciones.  Además la proporción de sexos del "stock" debe ser determinada, si es 
posible. 

 
4. 

La menor variabilidad genética entre especies endémicas, derivados del arrastre 
genético o del cuello de botella, debe de ser determinado. 

 
5. 

Debe tenerse cuidado para asegurarse que ninguna enfermedad o parásito sea 
introducido a la comunidad durante la translocaciones.  Todos los individuos a ser 
translocados deben de tenerse en cuarentena por un período considerable antes de ser 
introducidos. 

 
Finalmente Wikramanayake (1990) señala que sobre todo, este estudio demuestra que la 
translocacion puede ser llevada a cabo exitosamente para establecer un refugio de poblaciones 
de especies considerablemente amenazadas.  Como sea, ellas deben ser implementadas 
juiciosamente.  Agrega además, que es fundamental que las futuras translocaciones sean 
monitoreadas de cerca desde el principio. 
 
3.6.

 

CORREDORES BIOLOGICOS 

 
Los corredores biológicos cobran importancia en los procesos de restauración ecológica en tanto 
que permiten a las especies cambiar sus distribuciones geográficas y mejorar los flujos 
genéticos, reduciendo así el efecto que tienen la fragmentación y el aislamiento de hábitats en 
la extinción de las especies y el deterioro de los sistemas naturales, así como las consecuencias 
de los cambios climáticos globales.  Soulé y Gilpin (1991) definen a los corredores biológicos 
como paisajes lineales de dos dimensiones que conectan dos o más parches de vida animal que 
han estado conectados en tiempo pasado, sirviendo como conducto de animales. 
 
Según Simberloff et.al. (1992) las funciones atribuidas a los corredores para movimiento son: 
 
1. 

Disminuir la tasa de extinción definida en términos de la teoría de equilibrio 

2. 

Disminuir la estocasticidad demográfica 

3. 

Contrarrestar la depresión endogámica y 

4. 

Satisfacer una necesidad innata de movimiento.