16

presentan los beneficios ambientales más importantes generados por las plantaciones 
forestales. 

 
Muchas opiniones se han vertido con respecto a la contribución de las plantaciones a la 
conservación de la diversidad biológica. La esencia del análisis radica en la delimitación del 
contexto en el que se realiza la plantación, es decir, con que se está comparando una 
plantación forestal. Evidentemente que si se compara una plantación  con un bosque natural, 
una plantación posee muchas desventajas para la conservación la diversidad biológica. Pero si 
esa misma comparación se realiza con respecto a una explotación ganadera, entonces la 
conclusión cambia radicalmente.  

 
En una investigación realizada en Colombia sobre los efectos de plantaciones forestales sobre 
fauna y flora (Pinillos y Suárez, 1998) concluye que “los impactos ambientales de las 
plantaciones comerciales de pino y eucalipto provocan efectos positivos y negativos; no 
obstante, la existencia de una plantación forestal adecuadamente manejada, favorece en 
términos generales la presencia y permanencia de la biota local, si se compara con el uso 
pecuario del mismo terreno”. 
 

En el caso del suelo y el agua se reconoce desde hace mucho tiempo los beneficios positivos 
que generan las plantaciones forestales en la protección del suelo y la regulación del ciclo 
hidrológico. Desde la intercepción de la lluvia, hasta la infiltración, las plantaciones 
forestales, crean mejores condiciones de suelos y del ciclo hidrológico comparado con otras 
formas alternativos de uso de a excepción del bosque natural manejado o conservado. Las 
investigaciones que muestran estas evidencias datan de más de 12 años, como es el caso del 
Programa ECEREX (escorrentía, erosión y experimentación) ubicado en Guayana Francesa 
(Sarraihl, 1984; y Sarraihl et al, 1989), o las investigaciones realizadas en Colombia en el 

mismo tópico (Léon y Suárez, 1998). 
 
En cuanto al clima se ha demostrado de manera fehaciente la contribución de las 
plantaciones forestales al mejoramiento del clima y microclima, reduciendo la ocurrencia de 
temperaturas extremas. Sin embargo, su aporte se destaca más en los centros urbanos que en 
los áreas rurales. A este respecto en China se identificó que la Ciudad industrial de Nanjing, 
con una población de 1.5 millones de habitantes, es conocida como una de las cinco 
“ciudades horno” del valle de Yangtza. Desde 1949 se han plantado casi 3.4 millones de 

árboles en la ciudad y en sus alrededores, con el objetivo específico de disminuir las 
temperaturas del verano y, en general, regular el clima local, purificar el aire y embellecer 
el ambiente. Se afirma que la disminución de la temperatura media veraniega de 32.2 °C a 
29.9°C durante el período que va de 1949 a 1981 es directamente atribuible al efecto de 
refrigeración de las plantaciones de los árboles. En 32 años se plantaron aproximadamente 23 
árboles por habitante (Carter, citado por Ciesla, 1995). 
 
Por último, se hace necesario reconocer la contribución de las plantaciones forestales para 

mitigar los impactos del efecto de invernadero. Se ha comprobado la importancia de dicha 
contribución; pero además este servicio ambiental puede generar  una oportunidad de 
ingresos para el propietarios de bosques. En este sentido, continuamente se menciona la 
venta de oxígeno, pero en realidad lo que se está tratando de operar, es el mercado de 
carbono capturado. Las negociaciones que dieron origen a los Programas de Implementación 
Conjunta ya finalizaron en su fase piloto. Posterior a éstas, se inició desde la reunión de 
Kyoto, la implementación del Mecanismo de Desarrollo Limpio. Este tiene dos subtemas,