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Cátedra de Coyuntura Internacional
del lugar, añadiendo información sobre los suelos, los ríos,
los volcanes, los límites, las aves migratorias, los árboles,
etc. Se trata de una voz en alto, de mirada panorámica, que
va describiendo con detalle el lugar sin dejar aparecer en
su horizonte ninguna figura humana. Se basa en crónicas
de indias específicas, con las cuales se identifica por la
profundidad de la descripción y la sabrosura del lenguaje.
Asume por donde se mire, un tono científico, y la forma
predilecta de la crónica de viajes que ha leído y con la que se
siente cómodo. Lorena Carrillo (2006) ha señalado que esta
parte del libro recoge variadas formas discursivas
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, lo cual
consideramos acertado. En nuestra lectura observamos una
tendencia a la hibridez en el trabajo del ensayo. Elabora una
serie de mezclas discursivas porque el estilo de Payeras,
es indiscutiblemente muy personal, y se encuentra en la
frontera entre el ensayo científico y el literario-filosófico.
Obligándose a utilizar citas de pie, para explicar los detalles
de las fuentes y lo que no puede ser dicho en el estilo del
ensayo libre, de escritor, cuya imaginería no precisa de
tanto dato. Sin embargo, la síntesis elaborada en esta
parte, tiene el valor de tomar la fotografía instantánea del
territorio, la fauna y la flora, sin que quede nada oculto.
En la segunda parte, se inicia la narración relatando
la primera violencia colonial contra el territorio, la fauna y
la flora, siempre aludiendo a las narraciones de las crónicas
de indias:
Esta realidad lluviosa comenzó a ser destruida en los
años tempranos del siglo XVI. La primera depredación
zoológica hecha por europeos, de que hay constancia
escrita, tuvo lugar en el país en 1525. Aquel año,
en efecto, las huestes de Cortés, de paso por Las
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Carrillo acierta a señalar que Payeras está utilizando una variedad de
discursos como el científico, el literario, el de la crónica, el testimonial y
el de los saberes populares y cultos cuando coloca en paralelo el «mapa
letrado» de los primeros geógrafos que acota y ordena la realidad mediante
convenciones científicas, y el «mapa oral» del pintor indígena que la plasma
«en vida» (Carrillo, 2006, pp. 118-120).